Por: La Nación Variedad Enero 23, 2024
“Me estoy tomando el primer cafecito antes de la apertura. Este bar era mi refugio, mi casa”, confiesa doña Rosita, ubicada en una mesa. La señora, entusiasmada, le mandó un mensaje a su hijo a través del celular. “En unos días reabre el Saeta, ya están calentando motores. Vuelve la mítica esquina del barrio. Casi me pongo a llorar de la emoción”, se oye, mientras bebe un sorbo de la infusión preferida y sonríe. Carlos, otro... + full article
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