Por: La Nación Seguridad Enero 06, 2024
Eran las 22.30 cuando S. M. G., de 83 años, bajó a la planta baja desde su departamento y cuando abrió la puerta del ascensor exclamó: “¡Me robaron, me golpearon! ¡No me animé a gritar!”. Tenía las manos y los pies atados. El empleado de seguridad del edificio situado en Quintana al 300 no tardó en relacionar el hecho de inseguridad con la visita que, 45 minutos antes, había hecho una supuesta enfermera vestida con un ambo verde.... + full article
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