Si los signos del zodíaco y los test de personalidad no terminan de definirte, tal vez necesites mirar más atrás en el tiempo. Mucho más atrás. ¿Y si tu espíritu se conecta con una especie que ya no camina entre nosotros? A continuación, un repaso curioso que relaciona fechas de nacimiento con animales extintos que, por sus características, podrían representar tu forma de ser, tu modo de actuar o tu manera de sobrevivir en este mundo.
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Años 1940-1959: El tilacino
También conocido como “tigre de Tasmania”, este marsupial era silencioso, reservado y solitario. Ideal para quienes valoran su espacio personal, tienen una fuerte conexión con la naturaleza y prefieren el bajo perfil antes que el protagonismo.
Años 1960-1979: El dodo
Icónico, bonachón y muy confiado. Quienes se asocian con el dodo suelen tener buen corazón, pero a veces pecan de ingenuos. Son personas queribles, de gran nobleza, y muchas veces incomprendidas por su entorno.
Años 1980-1989: El megalodón
Gigante, temido y dominante en su hábitat. Las personas de esta época son intensas, van al frente y no se andan con vueltas. Tienen energía arrolladora y saben hacer notar su presencia.
Años 1990-1999: El gliptodonte
Una especie de armadillo gigante, fuerte y con una coraza dura, pero pacífico por naturaleza. Este animal representa a quienes son firmes y resistentes, aunque sensibles por dentro. Necesitan tiempo para confiar, pero son incondicionales.
Años 2000-2009: El moa
Ave no voladora de gran tamaño, oriunda de Nueva Zelanda. Este animal simboliza a quienes se sienten diferentes, tienen un enfoque alternativo de la vida y son idealistas. Caminan su propio camino, sin importar modas ni tendencias.
Años 2010 en adelante: El rinoceronte lanudo
Un mamífero prehistórico que enfrentó climas extremos. Es perfecto para quienes, desde muy pequeños, muestran una gran capacidad de adaptación y resistencia. Fuertes ante los cambios y con espíritu resiliente.
Así como tu año puede decir mucho sobre vos, también puede conectarte con el pasado de maneras inesperadas. Al fin y al cabo, todos llevamos un poco de historia salvaje adentro.
