La tradición sigue: la prestigiosa familia ganadera de Río Negro que pisa fuerte con la genética

A partir de una situación adversa, los Giretti decidieron reconvertir su negocio y volcarse a la obtención de toros. No dimensionaron lo que vendría luego: sus animales cosechan premios año tras año y llegan a buena parte del país. Los más jóvenes miembros de la familia están decididos a continuar con el linaje.

En el cada vez más renombrado Valle Medio del río Negro, entre las localidades de Lamarque y Pomona, se alza el establecimiento Cabaña Rodeo Pampa. Allí, la herencia ganadera de los Giretti no es un legado que pesa, sino una bandera que se porta con orgullo y compromiso, lo que hace que la tradición y el progreso vayan de la mano. 

Hoy el proyecto está comandado por Jorge y Ariel, pero todo comenzó con su abuelo Américo, pionero en genética cuando el concepto apenas asomaba a la región. Siguió Adelmo Giretti, que aún hoy a sus 85 años se emociona al ver desfilar en las pistas a los reproductores criados por su familia. Pero el linaje ganadero no termina en Jorge y Ariel: Rodrigo, Gonzalo y Nicolás (hijos de Jorge), y Emiliano y la veterinaria de la cabaña Maite (hijos de Ariel) conforman la cuarta generación y se involucran con la misma firmeza y pasión que sus antecesores en este emprendimiento que cerró el ciclo ganadero, con excelencia genética incluida. 

Ariel y sus hijos dan inicio al ciclo productivo con la cría en secano, abasteciendo los animales que luego serán recriados y terminados en las parcelas bajo riego, a cargo de Jorge y sus hijos. Con un trabajo meticuloso y una mirada integral del negocio, los Giretti han logrado un modelo ejemplar que se apoya no solo en buenas prácticas, sino también en valores: la familia y el respeto por los animales


Genética ganadera en Río Negro


Lejos de haberse forjado en la abundancia, el camino genético de Rodeo Pampa nació de una sequía. A mediados de los años 90, cuando el agua escaseó y los vientres también, Adelmo apostó por un modelo que permitiera sacar el máximo valor a un rodeo reducido. “Un toro vale por cinco terneros”, repetía. La propuesta era clara: trabajar con genética. 

Jorge y un toro de 20 meses. Foto: Cecilia Maletti.
Jorge y un toro de 20 meses. Foto: Cecilia Maletti.

Para entender la importancia que tiene esta unidad de negocios para la cabaña, los datos son infalibles. La cabaña hoy produce entre 150 y 160 reproductores machos puros controlados y registrados por año, diez veces más que en sus inicios. Esto significa que el 70% de los machos nacidos se destinan a esa finalidad.  

Nueve de cada 10 animales del rodeo son Aberdeen Angus, por su adaptabilidad, habilidad materna, rusticidad y demanda de mercado (sobre todo regional). “Es un animalito que contrae menos cáncer de ojos y que, con poco mantenimiento, siempre tiene leche para criar a su ternero”, explicó Jorge. El restante 10% es Hereford, la raza con la que comenzó esta historia. 

El 90% del rodeo es Angus. Foto: Cecilia Maletti.
El 90% del rodeo es Angus. Foto: Cecilia Maletti.

Los toros de Rodeo Pampa llegan a clientes de toda la Patagonia, La Pampa y Buenos Aires, y los reconocimientos en exposiciones son una constante. En las sucesivas ediciones llevadas adelante en Río Colorado, la cabaña ha repetido los premios Lote Gran Campeón y Mejor Toro de la Exposición.  

La humildad de Jorge lo lleva a plantear que “es suerte”. Quienes lo conocen, saben que no: es trabajo, respeto por los animales y una incansable búsqueda del fenotipo ideal. Detrás de cada toro hay historia, conocimiento y una forma de hacer las cosas que no se negocia. 


La alimentación, clave en la eficiencia


En los corrales de Rodeo Pampa, cada gramo de alimento está pensado. Con alrededor de 1.500 cabezas (entre recría, engorde y reproductores), los resultados productivos hablan por sí solos: ganancias diarias de 1,6 a 1,7 kilos en engorde, y entre 1 y 1,1 kilos en recría. Se obtuvieron tasas de conversión de 5 a 1 en algunos animales, gracias a la genética y a raciones cada vez más pulidas

La cabaña logra conversión 5 a 1 en algunos animales. Foto: Cecilia Maletti.
La cabaña logra conversión 5 a 1 en algunos animales. Foto: Cecilia Maletti.

La alimentación se basa mayormente en producción propia, proveniente de 300 hectáreas bajo riego dedicadas sobre todo a maíz, alfalfa y cebada. Solo se compra una parte de la proteína y algo de grano. Los rindes son excelentes: entre 12.000 y 14.000 kilos de maíz por hectárea para grano y hasta 50.000 para cortapicado, y en cebada los rendimientos van de 4.000 a 5.000 kilos por hectárea. La alfalfa aporta forraje de calidad durante cuatro o cinco años por ciclo, con aplicaciones estratégicas de urea, explicó Gonzalo. 

Para el feedlot, las dietas incluyen un 90% de grano y concentrados. En la recría se combinan cortapicado, rollo y concentrado proteico. Al sistema se incorporará pronto la caravana electrónica, que permitirá mediciones precisas para ajustar el manejo lote por lote y, seguramente, reconfirmar tan buenos indicadores de eficiencia

Corte de alfalfa en el campo de los Giretti. Foto: Cecilia Maletti.
Corte de alfalfa en el campo de los Giretti. Foto: Cecilia Maletti.

El objetivo es crecer: están sumando hectáreas para lograr el autoabastecimiento completo. “Buscamos maximizar la eficiencia sin perder de vista el bienestar de los animales, acá se trabaja mucho para tratar de lograr su máximo confort”, resume Rodrigo. 


Bienestar animal: una forma de vivir de los Giretti


En Rodeo Pampa no se habla de animales como si fueran cosas o un mero negocio. Se los trata como seres vivos que merecen respeto, confort y cuidado. “No solo vivimos de ellos. También vivimos con ellos”, dice Jorge. Y eso se ve en cada rincón del establecimiento: sombras estratégicas, corrales bien drenados y sin pozos, bebederos limpios, comederos sin barro. Un entorno limpio y saludable, diseñado para minimizar el estrés y potenciar el desarrollo. 

Dos veces por día, el mixer reparte alimento como quien sirve la mesa en una casa. Esta analogía fue usada por Jorge e ilustra el lugar que ocupan los animales en su vida. “La comida se ofrece, y el que no acude, está avisando que algo no anda bien. Ese animal es atendido, revisado, y tratado en la enfermería”, explicó. 

La familia y el respeto por los animales. Foto: Cecilia Maletti.
La familia y el respeto por los animales. Foto: Cecilia Maletti.

El bienestar no es marketing, sino una filosofía de trabajo. “A veces los animales somos nosotros”, dice Jorge. Lo dice en serio. Lo dice desde el respeto profundo por la vida que hay detrás de cada ternero, de cada vaca, de cada toro. 

Y así como respetan a sus animales, también se respetan entre ellos. Cuatro generaciones trabajan codo a codo para sostener y proyectar un legado. “Es un orgullo poder seguir manteniendo esto en familia. Llevar a mi viejo a las exposiciones y darle los reconocimientos, los banderines, seguir con lo que él sembró. Eso es lo que más vale”, concluye Jorge, con la voz entrecortada. 

Tal vez los premios lleguen con esfuerzo, con genética, con tecnología. Pero lo que realmente distingue a Cabaña Rodeo Pampa es esa fibra invisible que une a padres, hijos y nietos en una misma pasión. Esa que no se mide en kilos ni en conversiones, pero que alimenta (desde adentro) todo lo que hacen. 


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