En la Argentina nos habituamos a una secuencia de degradación de la democracia bajo la ficción de una declamada institucionalidad que no existe. Como si viviéramos anestesiados y sin reacción. Naturalizándolo. Es el caso de la investidura presidencial que Javier Milei deshonra. La legitimidad que le otorgó el voto popular la perdió en el ejercicio del gobierno. Endeudó una vez más al país, pulver
Democracia degradada y ficción de institucionalidad

Este es un contenido periodístico exclusivo para Soci@s, para leerlo completo subite a nuestro colectivo.
