La muerte de más de veinte líderes militares iraníes se presentó ante la sociedad occidental como “León ascendente”. Benjamin Netanyahu la presentó con el formato con un soporte religioso, sostenido en la historia y en la Biblia: una demostración más que el conflicto de Medio Oriente no solo es político. También está plagado –al menos de la perspectiva de quienes gobiernan Israel– de una mirada religiosa. Y mesiánica.
La imagen del león, con origen en las sagradas escrituras, también es usada por el presidente argentino, Javier Milei, quien realiza continuamente apelaciones mesiánicas. Hablar de sí como un “león” también es aludir a las “fuerzas del cielo”.
En el Génesis: 49:9-10 (la bendición de Jacob a Judá) puede leerse que “Cachorro de león es Judá; de la presa, hijo mío, has subido. Se agazapa, se echa como león, o como leona, ¿quién lo despertará? No será quitado el cetro de Judá, ni el bastón de mando de entre sus pies, hasta que venga Siloh [el Mesías], y a él se congregarán los pueblos”, lo cual abre la puerta a pensar al pueblo de Israel como conductor.
La casa de Judá, Israel, es, según esta concepción, la del Mesías y su rol es llevar su bandera. Para los movimientos religiosos ultraconservadores todo tiene un correlato en la política y en las acciones bélicas del país. Movimientos nacionalistas-religiosos (como el “Gush Emunim” o partidos sionistas religiosos) ven al Estado de Israel como un “paso hacia la redención mesiánica”.
Para ellos, las victorias militares (como la Guerra de los Seis Días en 1967) son señales de que “Dios está actuando” en la historia.
La cifra y el nombre. Una operación llamada “León ascendente” podría leerse como: “El poder de Judá (Israel) se alza para cumplir su destino divino”.
El león es claramente un símbolo vinculado a David. Su significado puede asociarse a la acción de los grupos más ultraortodoxos y su mirada sobre la situación actual. Para ellos, Israel debería vencer primero a sus adversarios para prepararse para la llegada del Mesías.
El mensaje mesiánico que conlleva la operación puede ser sintetizado de la siguiente manera: “Somos los ejecutores del plan divino, y ustedes son los villanos del fin de los tiempos”.
Secularismo. El Ejército de Israel (IDF) tiene una relación que fue variando a lo largo del tiempo con la religión judía.
Su formación tiene que ver con un nacionalismo claramente secular, que fue variando a lo largo de los años hacia una cuestión cada vez más religiosa. Fundado en 1948, integra rabinos castrenses y ceremonias religiosas, pero su esencia es sionista-secular. Sin embargo, grupos “religiosos-nacionalistas” ven al ejército como instrumento divino para proteger la Tierra Prometida, basándose en textos bíblicos. Unidades como la Brigada Netzah Yehudá (formada por ultraortodoxos) reflejan esta tensión. Operaciones con nombres bíblicos (ej.: Escudo Defensivo) y símbolos como el León de Judá refuerzan la narrativa de un “ejército redentor”, aunque su liderazgo es mayormente secular. La religión legitima su lucha, pero el ejército prioriza la seguridad sobre el mesianismo.
La sociedad israelí tiene una mirada ambigua en relación a la relación de los grupos religiosos con el ejército. El hecho de que los jóvenes de familias ultrarreligiosas estén eximidos de hacer el servicio militar es muchas veces un elemento de controversia en la sociedad israelí.
El nombre de la operación militar que tiene convulsionado no solo a Medio Oriente, sino a todo el mundo, conlleva un mensaje pleno de resonancias mesiánicas.