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27 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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Rreflexiones desde Israel en tiempos de guerra

Por Mario Katz 
Sabado, 14 de junio de 2025 17:51
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El mediodía del domingo 8 de junio aterrizamos con Mónica en Tel Aviv. El sol caía a plomo, pero la brisa del Mediterráneo ayudaba a soportar bastante bien los 32 grados de esta primavera que se está despidiendo.

El motivo principal de este viaje era acompañar a nuestra hija en su graduación de posgrado en una universidad israelí. No profundizaré en detalles porque esta nueva generación de hijos nos tiene vedado hacerlo. Son de “perfil bajo”.

El programa original era quedarme en Israel hasta el sábado 14 y emprender el retorno a mi querido pago, pero ya lamentándome de antemano de no llegar a tiempo para asistir a los fogones del 16 de junio, un inmenso privilegio que tenemos los salteños.

En estos días me dediqué a visitar a familiares y amigos que están aquí radicados desde hace muchos años, concretamente desde “el siglo pasado”. Compartimos cafés, charlas y hermosos recuerdos de nuestras infancias en las escuelas Sarmiento, Benjamin Zorrilla, Jacoba Saravia, etc., pasando luego a despedirnos hasta la próxima, arrancándoles la promesa de que tienen que venir a redescubrir Salta, mi hermosa provincia.

Pero como dice el dicho, el hombre propone y Dios dispone. Y al parecer, en Israel ese dicho tiene aún más fuerza.

 

 

La madrugada del viernes nos despertamos sobresaltados con la indicación de correr al refugio del hotel porque el ejército de Israel estaba atacando a Irán y era esperable una respuesta, la cual efectivamente llegó ayer por la tarde-noche y se extendió hasta las primeras horas de la mañana de hoy, sábado 14.

Las alarmas de las 3 de la madrugada nos sorprendieron en nuestro hotel. Corrimos, tal como estábamos, a resguardarnos y me encontré con decenas de personas distribuidas entre las escaleras y el refugio propiamente dicho. El cuadro era en verdad dramático. Llantos de bebés, rostros de niños asustados y madres angustiadas. Y todo esto con el sonido de fondo de sirenas, el estruendo de los proyectiles del escudo protector y de los misiles que no pudieron ser detenidos e impactaron en departamentos de viviendas y edificios similares al que yo estaba. Vestidos a medias, descalzos y despeinados, en el medio de ese extraño “Pijama Party” me surgieron algunos interrogantes: ¿Qué hacíamos allí, en medio de una lluvia de 200 misiles? ¿Por qué estaba ocurriendo esto? ¿Se podría haber evitado?

Al igual que en mis épocas de estudiante, decidí entonces recurrir a ordenar los hechos históricos mediante un esquema que se los comparto con la intención de que nos ayude a entender la situación.

  1. Desde la instauración del régimen islámico fundamentalista de los ayatollahs en 1979 en Irán, donde implementaron una teocracia islamista y antioccidental basada en la tutela de juristas islámicos, uno de los primeros objetivos trazados fue la destrucción y consiguiente desaparición del Estado de Israel. Lo manifestaron desde el primer día y, a lo largo del tiempo, tomaron medidas para llevarlo a cabo.
  2. En este nuevo orden no se tolerarían opositores (son asesinados), homosexuales (son perseguidos y castigados con pena de muerte), lo mismo que el adulterio y otras “inmoralidades”. Las mujeres son silenciadas y relegadas a un lugar cercano a la servidumbre. Todo esto es solo una pequeña muestra de las libertades perdidas por el pueblo iraní.
  3. Otro de los objetivos fundamentales del régimen es la propagación de su ideología a todo el mundo árabe, razón por la cual los vecinos con gobiernos más tolerantes que paulatinamente fueron occidentalizando sus sociedades, como Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y, en menor medida, Jordania, le temen profundamente.
  4. Para apoyar su expansión ideológica, iniciaron un programa nuclear, disfrazándolo originalmente con fines de investigación médica y generación de energía, mientras se negaban sistemáticamente a ser auditados por cualquier organismo internacional. Mientras tanto, pasaron a enriquecer uranio a niveles y cantidades que contradecían el objetivo indicado, mientras declamaban la pronta eliminación del Estado de Israel.
  5. En todos estos años, y para evitar una confrontación directa con Occidente, la estrategia de lucha iraní fue tercerizar sus guerras y atacar mediante “contratistas” o proxys: Hezbollah desde Líbano, Hamas en Gaza, el fallido régimen sirio de Asad y los hutíes desde Yemen. Israel los fue combatiendo y neutralizando.
  6. Al haber visto eliminados a sus “contratistas”, fue que el régimen iraní decidió acelerar el proceso de creación de armamento nuclear.
  7. Los distintos gobiernos de Israel vienen denunciando desde hace años el peligroso escenario que representaría un régimen fundamentalista con armamento de destrucción masiva y que abiertamente declara su intención de “eliminar del mapa” a Israel.

Considerando entonces los siete puntos arriba mencionados, donde el escenario planteado dejaba a Israel como privilegiado espectador de su propia e inminente desaparición, ¿qué debían hacer?

A pedido de Trump, le dieron lugar a la alternativa diplomática, donde los gobiernos de Estados Unidos e Irán se reunieron en diversas oportunidades en Roma y Omán. El resultado fue negativo. Quedó claro que al régimen iraní solo le interesaba ganar tiempo para acelerar la fabricación de ARMAMENTO NUCLEAR.

Como también estaba claro que no quedaba más opción que la militar, y es lo que recogí de todos los israelíes con quienes hablé del tema en estos días. Saben que es una opción extrema, como también lo es la situación en que se encuentran.

En lo personal, soy un empedernido pacifista y siempre apoyaré instancias de diálogo que conduzcan a ese fin. Pero también sé que esa construcción debe realizarse con un socio que tenga los mismos parámetros en cuanto al valor de la vida. Un socio que proteja a su población civil y no se escude detrás de ella. Que no eduque a sus niños glorificando el martirio para luego, hipócritamente, mostrar sus cuerpos y acusar a Israel de genocidio.

Para ir terminando, los invito a analizar algo curioso de aquel fatídico 7 de octubre, cuando HAMAS (con el apoyo de Irán) invadió poblados fronterizos en Israel, irrumpió en un festival musical por la paz y, sin ningún pudor, cometió las peores barbaridades para luego, orgullosamente, mostrarlo en redes al grito de “¡Alá es grande!”. En esa expresión, ¿vemos algún reclamo territorial? ¿Representa alguna demanda de libertad? Sinceramente, solo veo un fanático e irracional alarido de glorificación de la muerte en nombre de un Dios. Y en pleno Siglo XXI.

Entonces, me pregunto: ¿Es a esta gente a la que debemos pedir permiso para continuar con vida? ¿Es con ellos con quienes debemos firmar un acuerdo de paz? Si en sus cartas fundacionales hablan de exterminarnos. En sus escuelas no aprenden a sumar contando manzanas, sino cuellos cortados de judíos.

Mientras seguía en ese refugio, me vino a la memoria el destino de la familia de mi padre, que desapareció en Europa durante el Holocausto. No tuvieron la oportunidad de luchar, ni de oponerse o simplemente de protestar. Solo sabemos que caminaron mansamente hacia su extinción y desaparecieron en algún campo de exterminio.

Quiero ser sumamente claro y contundente con esto: No busco justificaciones ni simpatías.

¿Estoy dramatizando? Definitivamente NO.

¿Intento despertar pena o conseguir adhesiones? La respuesta es un NO MÁS GRANDE.

Solo cuento todo lo anterior para que se entienda por qué es importante luchar por nuestras convicciones.

Porque solo serán libres los pueblos que aprendan a luchar por su libertad. No a esperar que alguien se las regale.

ISRAEL y el PUEBLO JUDIO lo estamos haciendo.

Desde lo más profundo de mi corazón, desearía que los habitantes de Gaza se liberen de HAMAS, que el pueblo libanés expulse a Hezbollah, que el noble pueblo iraní tome coraje y se rebele contra sus clérigos opresores. No necesitan una guardia que les cuide la moral.

Podemos tener un futuro mejor. Un futuro de paz.

¡Los invito a que luchen por su libertad!

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