
Este 13 de junio la Iglesia católica, en su santoral, celebra la festividad de San Antonio de Padua, uno de los santos más populares y venerados en el mundo cristiano. Su figura traspasa fronteras religiosas y culturales, y es conocido por ser el “santo de los milagros” y el patrono de las cosas perdidas.
Nacido en Lisboa en 1195 bajo el nombre de Fernando de Bulhões, San Antonio fue un sacerdote franciscano que dedicó su vida a la predicación y a la enseñanza de la fe cristiana. Su elocuencia en los sermones y su capacidad para explicar con sencillez los textos bíblicos le valieron el título de "Doctor Evangélico". Murió a los 36 años en Padua, Italia, donde hoy descansan sus restos y donde acuden miles de fieles cada año en busca de su intercesión.
Además de ser invocado para encontrar objetos extraviados, San Antonio es considerado protector de los pobres, de los viajeros, de los panaderos y de las mujeres que desean encontrar pareja. En países como Italia, España, Portugal, Brasil y varias regiones de América Latina es tradición rezarle durante 13 días seguidos o dejarle ofrendas de pan en su altar.
Pero San Antonio no es el único recordado en esta fecha. El santoral del 13 de junio incluye también a otros beatos y santos menos conocidos:
- San Aquilina de Byblos, mártir de tan solo 12 años que murió en el siglo III defendiendo su fe cristiana ante la persecución romana.
- Beato Gerlando de Agrigento, obispo italiano del siglo XII, recordado por su labor evangelizadora en Sicilia.
- San Fandila de Córdoba, presbítero y mártir andalusí que sufrió martirio bajo el dominio musulmán en el siglo IX.
La memoria de estos santos ofrece a los fieles diferentes modelos de vida cristiana: desde la entrega misionera y la defensa de la fe hasta la preocupación por los más pobres.
En muchas ciudades del mundo este día se realizan misas, procesiones, bendiciones de objetos y de panes, recordando que San Antonio fue conocido también por su generosidad hacia los más necesitados. Su festividad es especialmente sentida en Padua, donde las celebraciones convocan a miles de devotos, y en Lisboa, su ciudad natal.
El 13 de junio, para muchos creyentes, no es sólo una fecha más del calendario: es una jornada de esperanza para pedir auxilio en momentos de pérdida o dificultad.