Por Gustavo Rodríguez
09 Junio 2025
Una estudiante universitaria y un hombre fueron acusados de haber continuado con los mensajes intimidatorios que habría realizado Miguel “Miguelón” Figueroa en contra del gobernador, Osvaldo Jaldo, de un juez de Ejecución y de tres fiscales. A la joven se le dictó la prisión preventiva y a su consorte de causa, se le permitió continuar en libertad porque fue procesado por un delito menor.
En abril pasado, Figueroa, sospechado de ser narco y condenado por tres homicidios, habría enviado un mensaje intimidatorio a la periodista Mariana Romero en contra del titular del Poder Ejecutivo, los fiscales Carlos Sale, Ignacio López Bustos, Pedro Gallo y el juez de Ejecución Gonzalo Ortega.
Habría elegido a Jaldo por considerarlo responsable de las dos condenas a perpetua que había recibido; a los fiscales Sale y López Bustos por mantener la acusación en su contra; a Gallo por no actuar rápidamente en un trámite; y al juez Ortega por no permitirle el traslado desde la cárcel de Marcos Paz (Buenos Aires) a nuestra provincia para que pudiera participar del sepelio de su hijo.
Por este caso, fueron procesados “Miguelón” y su última pareja Marcela Noemí Díaz, acusada de haber recibido y difundido el mensaje en el que Fernández amenazaba con hacerle algo a los hijos del gobernador y de los funcionarios judiciales. El condenado, permanece en un penal de máxima seguridad donde fue trasladado al circular la versión que estaba pensando fugarse. La mujer, fue trasladada al penal de Delfín Gallo.
Extraño suceso
Por esta razón, el ministro de Seguridad Eugenio Agüero Gamboa había dispuesto que las víctimas del ataque intimidatorio tuvieran protección policial. Justamente, uno de los efectivos asignados descubrió el viernes una sospechosa situación.
Pasadas las 9, una camioneta se detuvo al frente de la propiedad de Sale para tomar fotos. Al observar lo que estaba pasando, intentó aproximarse a la VW Amarok para identificar a los dos hombres que estaban en su interior. Pero no pudo hacerlo, porque cuando estaba por acercarse, los sospechosos huyeron rápidamente.
Se denunció el episodio y comenzó la investigación. Al haber conseguido los datos de la propietaria de la camioneta, el fiscal Carlos Picón consiguió que se lo autorizaran a realizar una serie de allanamientos. El representante del Ministerio Público se presentó en el domicilio de Milagros Cano, que aparecía como la dueña de la camioneta.
La joven estudiante confirmó ser la dueña de la Amarok, pero dijo que la tenía su novio Leandro Guerrero y que posiblemente se encontraba en Bolivia, ya que normalmente la utilizaba para traer cosas que compraba en el país vecino y que no la tenía desde hace 15 días. Al hacer una requisa más profunda, los investigadores encontraron que tenía varios frascos con un total de 400 gramos de flores de marihuana y papel que normalmente se utiliza para su fraccionamiento. Por esa razón, a la sospechosa también se le abrió una causa por narcomenudeo.
Cuando el procedimiento estaba por terminar, en el domicilio se presentó Ariel Carrizo con la camioneta que las autoridades estaban buscando. Se identificó como el tío de Guerrero y que sólo había recibido el pedido de la joven para que presentara el vehículo. También quedó aprehendido.
La audiencia
“No creo en las casualidades. Acá hay algunas cuestiones comunes entre este ataque y el de meses atrás en el que se buscó generar una conmoción institucional”, aseguró Picón que contó con la asistencia del auxiliar Benjamín Zavalía. “Fernández realizó la amenaza cuando estaba tramitando su traslado a Tucumán para que pudiera despedirse de su hijo. Ahora, descubrimos esta situación cuando se estaba discutiendo cerrar el expediente de su pareja”, explicó.
El jueves, un día antes de que se produjera el polémico episodio, Víctor Padilla, defensor de Díaz, había recibido el ofrecimiento de cerrar el expediente contra Díaz con un juicio abreviado con una condena. El profesional, horas después, señaló que la acusada había rechazado el ofrecimiento, pero que le pediría una opinión a Figueroa antes de definir lo que haría.
Picón recordó además que mientras se realizaba el allanamiento, la madre de la acusada se acercó a ella y le dijo “contá todo lo que sabés”. “Aquí no hay dudas: si tiene cuatro patas, orejas, cola y ladra, es perro, no gato”, exclamó Picón. “Además, no podemos obviar que la señorita mintió sobre dónde estaba la camioneta y hasta dijo no recordar el apellido de su novio”, añadió.
La teoría que maneja la fiscalía es clara. Guerrero, que se encuentra prófugo, y su tío se presentaron en el domicilio de la víctima para tomar fotografías que podrían ser utilizadas para un nuevo ataque intimidatorio ordenado por Figueroa. El representante del Ministerio Público pidió que la acusara de amenazas agravadas coactivas. En tanto que a Carrizo de haber realizado maniobras para entorpecer la investigación. En su caso solicitó que se le dicte la misma medida cautelar, pero bajo la modalidad de arresto domiciliario.
Las defensoras de los acusados María Fernanda Alabarse y Candela Álamo rechazaron las acusaciones en contra de ambos. “Aquí no se ha probado ningún tipo de delito. Se le puede cuestionar a una persona un ilícito por sólo sacarse una selfie”, razonó Alabarse. “Además hay que tener en cuenta que nuestros asistidos viven a 10 cuadras del domicilio donde se tomaron la foto”, añadió.
El juez Augusto Almonacid rechazó los fundamentos de las defensoras y aceptó parcialmente los pedidos del Ministerio Público Fiscal. Resolvió dictarle la prisión preventiva a Cano, pero rechazó el planteo contra Carrizo, por lo que continuará el proceso en libertad.
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