En el Día Mundial del Medio Ambiente, la Escuela Rural Teniente Benjamín Matienzo N° 4.530, ubicada en paraje Las Blancas, celebró una década de trabajo ininterrumpido en educación ambiental con una emotiva jornada bajo el lema “Soldados del Planeta”.
El proyecto, que comenzó hace diez años como una iniciativa de la docente Marina Gugenbichler junto a sus pequeños alumnos del jardín de infantes, hoy se consolida como una experiencia pedagógica ejemplar en la zona rural de Cerrillos. A lo largo de este tiempo, la propuesta ha crecido en alcance y profundidad, incorporando actividades prácticas, participación comunitaria y un fuerte enfoque en la formación de conciencia ambiental desde la primera infancia.
La jornada llevada a cabo hace pocos días atrás fue especialmente significativa: docentes, niños, familias y autoridades se reunieron a la vera de la ruta provincial 24 (Camino a Colón), donde realizaron la plantación de especies arbóreas nativas, símbolo de vida y esperanza. Cada niño recibió una medalla que los distingue como “Soldaditos del Planeta”, reconociendo su rol activo en la defensa del medio ambiente.
“Hace diez años plantamos nuestra primera semilla, no sólo en la tierra, sino en el corazón de cada niño”, expresó emocionada Marina Gugenbichler, quien ha liderado este proyecto con vocación, constancia y ternura. “Hoy esos niños crecen con una mirada más sensible, más respetuosa del entorno que los rodea. Esa es nuestra mayor recompensa”, agregó.
La iniciativa fue declarada de interés por la Cámara de Diputados de la Provincia, gracias a un proyecto impulsado por el legislador Carlos Jorge De la Zerda, quien participó del acto y felicitó a toda la comunidad educativa por sostener durante una década un proyecto de tanto impacto formativo y social. “Este trabajo es un ejemplo concreto de cómo la educación rural puede transformar realidades y formar ciudadanos comprometidos desde pequeños”, sostuvo.
También participaron funcionarios municipales de Cerrillos, directivos escolares, padres y vecinos, en una jornada marcada por la alegría, el juego y el aprendizaje al aire libre. Los pequeños protagonizaron además una breve representación con mensajes sobre el reciclaje, el cuidado del agua y la protección de los árboles, lo que dio un tono festivo y didáctico a la celebración.
El proyecto “Soldados del Planeta” no solo dejó su huella en el paisaje con decenas de árboles plantados a lo largo de los años, sino que ha sembrado valores en generaciones de niños de Las Blancas y alrededores, muchos de los cuales hoy continúan su camino escolar con un fuerte compromiso ambiental.
Las actividades se integran también al calendario institucional, con huertas escolares, campañas de limpieza, reciclaje de plásticos y talleres para familias. “La escuela rural no solo enseña a leer y escribir. Aquí también enseñamos a cuidar la tierra, a quererla, a entender que somos parte de ella”, remarcó docente del establecimiento, quien valoró la continuidad del trabajo y el apoyo de la comunidad.
En un contexto global donde las consecuencias del cambio climático son cada vez más evidentes, estas acciones cobran un valor aún mayor. Que un jardín de infantes rural haya sostenido durante diez años un proyecto ambiental con esta profundidad es un motivo de celebración, pero también un llamado de atención sobre lo mucho que se puede lograr desde lo local, con compromiso y amor.
Así, entre árboles recién plantados, risas de niños y medallas brillando en el pecho de los “soldaditos del planeta”, Las Blancas recordó que el futuro se cultiva desde hoy, y que cada gesto por el ambiente cuenta, sobre todo cuando nace del corazón de un niño.
