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Espectáculos |UN PASEO POR BUENOS AIRES

Veinte años no es nada para Clap Your Hands, que llega al país para celebrar su debut

El proyecto de Alec Ounsworth visita el viernes el país con las canciones de su primer disco, un trabajo emblemático del indie

Veinte años no es nada para Clap Your Hands, que llega al país para celebrar su debut

Alec Ounsworth y sus Clap Your Hands Say Yeah: indie que fue furor en 2005

Pedro Garay

Pedro Garay
pgaray@eldia.com

9 de Junio de 2025 | 02:54
Edición impresa

Hubo un tiempo que fue hermoso: a principios de siglo la escena musical independiente de Estados Unidos estaba en plena ebullición, aprovechando la potencia de internet para circunvalar el aparato de promoción de las grandes disqueras, y todavía sin algoritmos dictando y ordenando la escucha. Cada semana había algo nuevo, algo excitante: el ecosistema favorecía el riesgo. En ese principio de siglo, donde parecía que nacían utopías, 2005 fue el año de Wolf Parade, de The New Pornographers, de Bloc Party, pero, sobre todo, de Clap Your Hands Say Yeah.

La banda comandada por Alec Ounsworth, fuerza creativa del proyecto al punto de que a menudo se confunde con un proyecto solista (pero también tiene discos solistas) publicó ese año, hace 20 años, su primer disco, que lleva el nombre de la banda. El álbum, que sonará entero en Buenos Aires el viernes (Clap Your Hands se presenta en Niceto), aterrizó como un ovni: una voz como un David Byrne desaforado, un inicio circense, una extraña mezcla de influencias, hitazos… Provocó un pequeño estallido, un boom de nicho, un éxito que Ounsworth ha dicho que causó cierta incomodidad. Incluso llegó a decir que no disfrutaba ya de tocar aquellas canciones en vivo.

“¿Realmente dije eso?”, se ríe ahora, en diálogo con EL DIA, mientras se prepara para la pata sudamericana del tour donde celebra el aniversario del disco que ya no quería tocar pero que ahora revisita “muy contento”.

“Tocar el disco de corrido es una buena oportunidad”, comenta al respecto. Me fijo mucho en lo que siento que funciona, y no funciona, cuando armo una lista. Y me genera bastante incomodidad cuando llego a una canción que no me interesa tanto tocar, siento que no puedo ser genuino hacia la audiencia. Pero en este tour no sentía esa sensación, en ninguna parte”. 

Y sigue: “Quizás tenga que ver con cómo reversiono el material: siempre creí en el material en términos de letras, pero quizás musicalmente no era muy interesante en vivo. Y también me siento más cómodo hablando con el público, tocando en vivo: ya no tomo todo tan en serio como antes”. 

Pero ese cambio sobre escena, producto de una carrera de más de dos décadas, en la que ha publicado seis discos con Clap Your Hands (“y planeo tener el disco nuevo este año, y lanzarlo en algún momento del año que viene”), más un trabajo solista y otro con Flashy Python, “no es una profesionalización, exactamente”. No es que sobre escena haya perdido esa esencia algo caótica y libre, “los recitales de Clap your hands siempre fueron y siguen siendo sueltos, sucios, eso es lo que prefiero”.

“Pero al principio”, explica, “había algo de estar en un escenario, por encima de la gente, que me hacía pensar que tenía que ser una cierta cosa… En el último tiempo estuve haciendo shows más chicos, de living, con el piano… y eso me hacía sentir que estaba en el mismo nivel que la audiencia, como si un amigo levantara una guitarra y se pusiera a tocar. Es como si hubiera logrado quitar el telón entre las dos partes: cuando toco, siento que soy parte de la audiencia, he encontrado una manera de sentir que toco para amigos, esencialmente”.

- Clap Your Hands lanzó cinco discos más, pero aquel primer disco resonó con muchísima gente. ¿Por qué creés que ocurrió eso?

- Bueno, entiendo que mi voz resulta inusual para la gente… y creo que esa era la primera vez que la gente escuchaba mi voz, esa fue una de las cuestiones relevantes. Después de eso, quizás la gente se acostumbró un poco: “Es el tipo con esa voz”, ese tipo de cosa. Creo que va por ahí. Y también era un tiempo particular, las cosas estaban cambiando tecnológicamente, y era más fácil ser independiente y comunicar tu trabajo por el mundo sin tener que depender de ciertos canales de distribución. En ese momento, creo que la banda se convirtió en el pequeño secreto de todos, y eso tenía algo copado.

- Más allá de tu voz, tus canciones tienen un sabor muy personal, y además cambian de disco a disco. La sensación es que hacés un poco el disco que querés: podrías haber hecho para tu segundo disco un álbum parecido al primero, pero elegiste producir un disco muy singular, otra vez. Y tomándote tu tiempo entre lanzamientos. ¿No hay presión para complacer a la industria, a los seguidores?

- Bueno, a veces siento algo de presión… Pero en el momento, realmente, no sentía presión. Uno de mis ídolos es Lou Reed y hay un documental llamado “Rock and Roll Heart”, sobre su carrera, y allí habla Bob Ezrin, que produjo “Berlin”, el disco que Lou Reed hizo después de “Transformer”, el disco de “Perfect Day”, Walk on the wild side”, canciones muy conocidas en la época. Y Ezrin dice en el documental  que Reed podría haber hecho “Camina por el lado más salvaje”, algo así: el disco que todos esperaban… Pero no lo hizo. Y ahí, para mí, hay algo: un artista tiene que ser un artista, no hacer concesiones. “Berlin”, que es un disco fantástico, implicó un enfoque muy atrevido que refleja la mentalidad de Lou Reed: va a ser el disco que necesita hacer en ese momento del tiempo. Y eso resonó conmigo: no hay que hacer concesiones como artista. Si estás metido en esto por el negocio, y he escuchado mil bandas que hacen el mismo disco una y otra vez… bueno, para mi es aburrido. ¿Para qué elegir eso como carrera, si se supone que deberías ser el que desafíe a la audiencia a ir en una dirección distinta? En fin, hice “Some Loud Thunder” porque, primero, no me siento demasiado cómodo con la atención, y quería ver quién se quedaba (risas); y segundo, porque cada álbum es distinto, hago lo que tengo en la cabeza en ese momento, es algo muy personal.

- Mencionaste cómo en aquel 2005 era más fácil para un artista independiente hacer conocida su música, lo cual parece contraintuitivo, pero a la vez es cierto. ¿Cómo convivís con los términos que la industria propone hoy, cómo es intentar que tu voz se escuche en este ecosistema?

- Me acuerdo cuando nació Spotify, fue cuando lanzamos “Hysterical”, nuestro tercer disco. Al principio, pensábamos que los servicios de streaming no iban a despegar, que la gente iba a preferir siempre el físico… Pero yo soy el último en identificar estas tendencias, todavía sigo escuchando casi todo en vinilo. En fin, mi esperanza cuando la gente se adosó a Spotify fue que se convirtieran en escuchas más sofisticados, más informados… Creo que no funcionó así. Pero no se puede elegir cómo la gente escucha. Creo que ha hecho daño a muchas bandas muy buenas, y ha ayudado a otras.

 

“Los recitales de Clap your hands siempre fueron y siguen siendo sueltos, sucios, eso es lo que prefiero”

Alec Ounsworth,
Clap Your Hands Say Yeah

 

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