"Este cierre es el resultado de una realidad económica que nos toca profundamente y ya no podemos sostener". Los dueños del restaurante Franca, uno de los recomendados por la guía internacional Michelin, bajó la persiana en las últimas horas con este mensaje sin eufemismos. A la par cayó Sál, otro de los internacionalmente reconocidos. Los dos casos son, en realidad, la punta del iceberg de la crisis más grande que los restaurantes argentinos afrontan en décadas