"Este cierre es el resultado de una realidad económica que nos toca profundamente y ya no podemos sostener". Los dueños del restaurante Franca, uno de los recomendados por la guía internacional Michelin, bajó la persiana en las últimas horas con este mensaje sin eufemismos. A la par cayó Sál, otro de los internacionalmente reconocidos. Los dos casos son, en realidad, la punta del iceberg de la crisis más grande que los restaurantes argentinos afrontan en décadas.
Desde que Milei es Gobierno la actividad se desplomó un 50 por ciento
Colapso en restaurantes: caen hasta los "Michelin"
El cierre de los multipremiados Sál y Franca por la recesión es el inicio de un fenómeno que tendrá más derrumbes. El golpe del modelo libertario a la clase media, el país caro en dólares que expulsa al turismo y los costos explotados detonaron un rubro clave del consumo. "La gente sale a comer una vez o no sale, estamos en la cuerda floja", admiten.

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