La guerra entre Rusia y Ucrania se convirtió en un campo de prueba de nuevas armas y tecnología, y los drones, aviones no tripulados, son actualmente las estrellas de este nuevo escenario bélico que tiene reminiscencias de la Primera Guerra Mundial.
Los expertos afirman que el desarrollo de drones, utilizados con la misma intensidad por rusos y ucranianos, son hoy el arma más letal en el conflicto.
Los aviones no tripulados resultan tan imprescindibles para la nueva maquinaria de guerra, que ambos bandos están destinando grandes esfuerzos económicos y técnicos para dotarse de la mayor cantidad posible.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, sostuvo que su país ya ha adquirido y suministrado un millón de drones en el frente. En el bando rival, Vladimir Putin afirmó que Rusia producirá 1,4 millones de drones por año, diez veces más de los que venía fabricando.
Ucrania recurrió a la tecnología de los Bayraktar, los poderosos y eficientes drones fabricados por Turquía, y a otros modelos provistos por Occidente. Rusia, por su parte, recibió los Shahed de Irán, de gran efectividad y poder destructivo.
Sin embargo, ambos apostaron por la producción propia. “La tarea clave es producir una amplia gama de aparatos aéreos no tripulados y establecer cuanto antes la producción en serie de esos equipos avanzados”, adelantó Putin, agregando que en los próximos cinco años se crearán 48 centros de diseño y producción de drones en diferentes regiones del país.
El inicio. Pese a que se venían desarrollando hacía años, los drones aparecieron en el campo de batalla entre 2014 y 2015. A partir de allí fueron evolucionando y se convirtieron en un arma sistemática. Su tecnología se integró fuertemente en la estructura militar.
Entre 2018 y 2019 aparecieron nuevos drones con importantes mejoras y altamente eficientes en reconocimiento y apoyo táctico en el terreno.
El Bayraktar turco marcó un cambio significativo por su moderna tecnología y su equipamiento que le daba un gran poder de destrucción. Lo demostró en Libia, al enfrentarse a las milicias apoyadas por Rusia.
El gran cambio se produjo en 2022, con la invasión rusa a Ucrania. El ejército del Kremlin los utilizó a gran escala para arrasar las ciudades del Este.
En ese camino, el uso de drones kamikaze (aparatos sin retorno) cobraron una importancia significativa. Se utilizaron especialmente para ataques en profundidad contra objetivos enemigos.
En los dos últimos años la tecnología siguió evolucionando y aparecieron también drones terrestres y drones acuáticos que se utilizaron contra buques en el Mar Negro.
Un cambio clave. Ante el uso masivo de drones, que causaban enormes desastres en infraestructura y vidas dada la alta carga de explosivos que llevan, los especialistas se las ingeniaron para desarrollar sistemas que los derribaran.
Tanto las fuerzas militares de Rusia como las de Ucrania comenzaron a utilizar vehículos con sistemas de guerra electrónica que podían neutralizarlos a cierta distancia.
Uno de los métodos utilizados es la pistola antidrones: lanza una señal de radiofrecuencia que inhibe la señal de control del aparato y provoca su caída. En este caso opera en distancias pequeñas.
En cambio, el tipo radar cumple la misma función, con radiofrecuencia, pero puede operar a distancias más largas.
Ahora la gran novedad son los drones de fibra óptica, un sistema que elude las armas antidrones. Rusia, según los expertos, es el que más adelante está en este rubro.
Estos nuevos drones llevan en la parte inferior un equipo de cables de fibra óptica que se conectan con el controlador del “piloto” (la persona encargada de manejarlo desde tierra), evitando así la radiofrecuencia. Por lo tanto, no pueden ser interferidos.
“Rusia empezó a usar drones de fibra óptica mucho antes que nosotros, mientras aún los estábamos probando. Estos drones se pueden usar en lugares donde tenemos que volar más bajo que los drones habituales. Incluso podemos entrar en casas y buscar objetivos en su interior”, le explica a la BBC un piloto de drones ucraniano de la 68ª Brigada de Cazas.
La guerra se transforma. Los especialistas señalan que los drones transformaron el campo de batalla y los estilos de enfrentamiento de los ejércitos.
La distancia entre las tropas de los dos adversarios fue aumentando, ya que los drones pueden destruir cualquier avance militar.
Esto, señalan, crea una paradoja similar a la que se observaba durante la Primera Guerra Mundial, que era una guerra de trincheras, con el uso intensivo de las tecnologías de ese momento, entre ellos tanques rudimentarios, aviones básicos y gases tóxicos, que dejaron millones de muertos y heridos.
Ahora también se multiplican las batallas de desgaste entre los rusos y los ucranianos, que recurren a los drones para eliminar puestos de avanzada, blindados y artillería.
Este nuevo tipo de enfrentamiento bélico hace que las tropas de uno y otro avancen y retrocedan en forma permanente, en un campo de batalla limitado. Los drones dominan los cielos y siembran el pánico en soldados y civiles.