Imperturbable, escuchó que el tribunal la declaraba culpable del homicidio agravado por el vínculo sentimental que tenía con su víctima, el profesor de educación física, Marcelo Amarfil (46), como quien escucha una verdad sabida de antemano. Por oposición, detrás suyo, a un par de metros, la noticia del fallo arrancaba un par de lágrimas en la más estrecha familiar de la víctima, su hermana Graciela. Para entonces, la licenciada en historia y exinvestigadora del Conicet, Luciana Teresita Bustos (35), había dicho sus últimas palabras ante los jueces Gerardo Fernández Caussi, Matías Parrón y Guillermo Adárvez, en las que agradeció a su familia y al tribunal, aseguró sentir ‘dolor’ por la familia de Amarfil, sostuvo su ‘inocencia’ y dijo esperar que el caso se resolviera ‘de la mejor manera’.
Instantes después, el tribunal le aplicaba la única pena posible para el homicidio agravado: prisión perpetua, un castigo que, con buena disciplina carcelaria podría ser rebajado en el futuro, por un gobernador, a 35 años. Y otra vez la acusada se mostró casi indiferente. En el otro extremo de la sala de audiencias, un puñado de sus familiares se abrazaban con resignación.
Luego de escuchar la decisión de los magistrados, el fiscal Francisco Pizarro y la ayudante fiscal, Gemma Cabrera, como también los representantes de la hermana de Amarfil, el defensor oficial Hugo Trigo y su colaboradora, Andrea Heras, se manifestaron conformes. De todos modos, en sus alegatos, habían pedido aplicar, además, el agravante de la alevosía, pues consideraron que la acusada le puso unas esposas de cuero y un antifaz al docente para buscar su indefensión, antes de asestarle los 7 cuchillazos que terminaron con sus días alrededor de la 1 de la madrugada del 17 de enero de 2024 en calle Pellegrini, entre Díaz de Solíz y Santiago del Estero, en Las Chacritas, 9 de Julio.
Una examen de ADN positivo en el semen con fluidos vaginales hallados en la asiento del acompañante, la marca de las esposas en los brazos de Amarfil y los mensajes de WhattsApp entre Bustos y Amarfil en la que se trataban de ‘vida’ o ‘corachonchito’ e incluso hablaban de proyectos juntos a futuro, fueron para los acusadores prueba sobrada del vínculo, de que esa noche hubo sexo consentido y de que ella buscó matarlo. Por entonces -dijeron- ella mantenía con Amarfil una relación paralela, pues hacía cuatro años que estaba en pareja con otra mujer.
Los fundamentos del fallo se conocerán el próximo 18 de junio y ayer los defensores, Néstor ‘Roly’ Olivera y Fabiana Salinas, anticiparon que lo impugnarán. Habían pedido la absolución por entender probado que su clienta fue víctima de un ataque sexual y mató en su ‘legítima defensa’. O, en todo caso, una pena atenuada por homicidio en estado de emoción violenta. Que el acusado atravesara una ‘depresión’ por la muerte de su madre y que hasta tuviera ideas suicidas, que fuera homofóbico (‘odiaba a las parejas mujeres de ella’, dijo la acusada) y que quisiera ‘convertirla’ a la heterosexualidad, fueron parte de los argumentos defensivos.