Fotos de lo invisible: el trabajo de Antonio y Priscilla deslumbra desde Bariloche
Estudiantes de Ciencias Biológicas, llegaron desde Costa Rica. Empezaron a captar desde su hogar el detalle de ese universo escondido, cuando la pandemia les impidió asistir al laboratorio. Multipremiados, impulsan un taller específico, que en agosto tendrá su quinta edición.
“Botánica”, cuenta la anécdota, fue la materia con la que todo comenzó. Con un celular y un microscopio, Antonio Segura y Priscilla Vieto Bonilla empezaron a fotografiar para esa asignatura los residuos de las plantas. Con la guía de los profesores, notaron que las tomas necesitaban tener mayor calidad, así que buscaron estrategias para lograrlo. Desde allí fueron especializándose en la fotografía microscópica, partiendo desde la mirada científica pero sumando la apreciación de la belleza que allí se esconde.
Este matrimonio llegado a la Patagonia desde Costa Rica (ella oriunda de San José y él de la provincia de Alajuela) tomó como ejemplo la técnica que usa la NASA para obtener imágenes de fenómenos que se dan en el espacio exterior, como las nebulosas. Esa institución, referente mundial en ese tipo de trabajo, logra inmortalizar esas formaciones a pesar de su tamaño gigante, apelando al registro de muchas fotos, que luego son unidas.

De la misma manera hizo esta dupla, pero enfocados en lo que es invisible a los ojos. “Es muy interesante combinar el arte con la ciencia, por ejemplo, ver una muestra diminuta y encontrar similitudes con paisajes grandes, con llanuras infinitas, un mundo con paisajes increíbles, pero en un espacio de milímetros, que se puede sostener en la palma de la mano”, compartió Antonio en diálogo con Diario RÍO NEGRO.
“Nosotros queríamos hacer actividades de laboratorio y tuvimos la oportunidad de adquirir un microscopio, con el que empezamos a investigar en casa. Al tener el microscopio, teníamos disponibilidad total y empezamos a dedicar muchas horas a la observación”, recordaron en una entrevista con el área de Prensa Universitaria.
Fotos de lo invisible que deslumbran desde Bariloche | Los premios

A medida que lograban mejores resultados, fueron sus docentes los que los incentivaron a presentarse en certámenes competitivos. “Logramos generar fotografías de alta calidad, se las enseñamos a los profesores y les encantaba. Entonces ellos nos dijeron que las enviemos a concursos porque eran buenas fotos, nosotros no estábamos seguros, pero lo hicimos, y bueno, nos fue muy bien, ganamos concursos nacionales e internacionales”, con entidades como Bio-Optic, Wikipedia, Olympus y FASEB Bio Art.
Ese reconocimiento les permitió mejorar el equipamiento y vincularse con instituciones afines para mejorar la técnica necesaria para cada idea, como la fotografía de un huevo de axolote, su desarrollo embrionario, la microfauna patagónica, las alas de una mariposa y más, contando con el apoyo del Centro Atómico y el laboratorio de parasitología del CRUB (Centro Regional Universitario Bariloche), de la Universidad Nacional del Comahue (UNCo).
Para compartir esa experiencia que han recolectado en estos años, comenzaron a ofrecer un taller específico, que en el mes de agosto próximo llegará a su quinta edición. Después de exponer en abril en “la Pared Blanca” del Hall Central de la sede andina de Altos Estudios, ahora llegan con la propuesta de que otros puedan contemplar lo mismo que ellos ven en su búsqueda cotidiana.
“Explorar el mundo de lo diminuto es como ser astronautas, pero en lugar de viajar al espacio, sostenemos el universo en la yema de nuestros dedos. Navegamos por superficies inexploradas, descubrimos nuevos mundos, valles accidentales y planicies infinitas. Nos convertimos en verdaderos micronautas, para compartir con nuestros congéneres la belleza oculta en cada milímetro de nuestro planeta”, sostuvieron, como fundamento de la muestra “Microcosmos”.
Fotos de lo invisible que deslumbran desde Bariloche | Taller con cupo limitado
Ahora, de cara al viernes 8 de agosto, intentarán que ese saber acumulado llegue a los oídos y la mirada atenta de los asistentes al taller, que se extenderá por cinco horas intensivas (de 13 a 18 horas) en el mismo CRUB. Está dirigido a estudiantes, licenciados y doctores en Biología, Enfermería y afines, en lo relacionado al campo oscuro, el campo claro, el apilamiento, la composición fotográfica y el retoque de imágenes.
“La técnica para hacer la fotografía es sencilla y se aprende fácil. Lograr después la foto correcta es simplemente práctica; intentar una y otra vez, una y otra vez, porque la técnica es fotografiar una muestra en diferentes planos, si se quiere, con apenas un celular. Es una habilidad que hay que desarrollar con el tiempo. Imaginá que a escala humana tenemos un caballo y yo le quiero tomar una foto al caballo pero la cámara por algún motivo enfoca solo la nariz. Entonces, yo muevo un poquito para adelante y ya le veo los ojos; me muevo otro poco y le veo el cuello… y así con todo el cuerpo. En el mundo microscópico, debido a la escala, eso es lo que pasa. Entonces, uno tiene que tomar una foto de todos los lugares que están enfocados y con un programa especial se apila y se logra tener una imagen 100% enfocada. Después, una vez que ya tenemos la imagen enfocada, lo que queda simplemente es retocarla un poco con algún programa de edición para dar los colores adecuados y ensamblarla”, explicaron. El resultado es fascinante.
Fotos de lo invisible que deslumbran desde Bariloche | De Costa Rica a la Patagonia

Radicados en la zona, Antonio y Priscilla llegaron después de que él viviera por un año en El Bolsón con un amigo. Deseosos de crecer como investigadores, sabían que Costa Rica no era la tierra con mejores opciones en ese sentido, por lo que al conocer la estructura de profesionales e instituciones disponibles en Bariloche, sumadas a su gusto por la nieve, se decidieron, pensando en el futuro que imaginaban.
“Vimos que Argentina tenía la ciencia que buscábamos (…) nosotros estamos aquí, en la Universidad Nacional del Comahue, realmente felices porque nos ha parecido maravillosa (…) los profesores, las profesoras y la institución nos han abierto puertas. El primer día de clases, recuerdo que nos decían, los estamos formando a ustedes para ser científicos. Entonces esa palabra caló muy profundo en uno”, valoró Antonio. “El microscopio electrónico al que tenemos acceso es gracias a un profesor que nos permite utilizarlo simplemente por curiosidad y es él, como tutor nuestro, quien nos enseña a usarlo”, comentó agradecido.
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