El domingo electoral en la Ciudad de Buenos Aires no sólo marcó el quiebre de la hegemonía del PRO desde el 2007, sino que también reveló el mayor índice de baja participación histórica en una elección porteña con el 53,30%, con el 98,37% de la mesas escrutadas. La menor asistencia de votantes hasta ahora había sido en las PASO a jefe de Gobierno con el 70,4% en 2023, con su pico más alto en 2019 con 80,1%. Resultados que se suman a los bajos índices de participación que se reflejan en las provincias que decidieron desdoblar su elección en este 2025: pisos históricos en Santa Fe, Chaco y Jujuy, más elecciones que no suman más del 60% en Salta y San Luis.
Durante 20 años de macrismo, la participación electoral en la Ciudad bajó también un 20%. En paralelo al ascenso electoral del macrismo desde 2005 hasta su declive contundente de este año, la participación electoral también experimentó una caída que parece acompañar este fenómeno. En la primera elección legislativa de Mauricio Macri, donde fue electo diputado nacional, la participación en aquel año fue de 73,33%. Dos años después, cuando nace el PRO y asume como jefe de Gobierno la participación registró un 70%, tanto en primera como en segunda vuelta. Veinte años después, a la caída del PRO la preside una significativa baja de la participación al 53,30%.
La asistencia de votantes empieza a marcar una preocupante tendencia electoral en este 2025 desde la recuperación de la democracia en 1983. El dato inquietante es que en las puertas de la crisis del 2001, las elecciones de octubre de ese año registraronuna participación del 75,47% en el país. Los desdoblamientos de las elecciones provinciales que se realizaron hasta el momento muestran, como en la Ciudad de Buenos Aires, una caídas en los registros que en algunos casos, llegan a ser históricos como en la provincia de Santa Fe, Salta, Jujuy, Chaco y San Luis.
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La elección santafesina del 13 de abril reflejó el número más bajo de participación en la historia democrática de la provincia con el 55,6%: en 1983 registró un 88% de asistencia, mientras que para el 2023 bajaba hasta el 62,7%. Las provincias del norte del país no fueron la excepción el 11 de mayo, donde en Salta apenas votaron el 58,76%, Chaco el 52,1% y en Jujuy un 64%. La provincia cuyana de San Luis fue a las urnas el mismo día y obtuvo un 60,5% de participación. En todos los casos registraron bajas significativas en relación a las últimas elecciones, que van desde las más bajas desde hace una década y hasta llegar a sus pisos históricos provinciales. Frente a estos datos, la incógnita es si estos bajos índices de participación se van a volver a repetir en la elección de la provincia de Buenos Aires del 7 de septiembre y en las elecciones nacionales del 27 de octubre.
La inasistencia de los ciudadanos habilitados para votar en elecciones legislativas siempre registró porcentajes menores en relación a elecciones ejecutivas, la visible caída en este año aviva el debate por si existe un creciente sentimiento de desinterés y alejamiento de la sociedad con la política y tensiona con el criterio de obligatoriedad del voto que por defecto parece no aplicarse.