La baja participación electoral en las últimas elecciones provinciales encendió las alarmas sobre el desgaste de la democracia en Argentina.
Para hablar sobre este tema, Canal E se comunicó con el analista político, Eduardo Ibarra, quien comentó las recientes elecciones en Santa Fe, Salta, Jujuy, San Luis y Chaco dejaron una marca clara: “alrededor del 58% solamente fue a votar, lo cual significa un porcentaje bastante bajo”. Según el analista, esta cifra representa una caída significativa respecto al promedio histórico de participación electoral en democracia, que suele rondar el 72%.
Incluso en contextos de fuerte crisis política como en 2001, la ciudadanía mantenía el compromiso electoral. “En esa época del 'que se vayan todos', la población seguía creyendo que votar era una vía para modificar las cosas.”
De la bronca al tedio
El análisis de Ibarra apunta a un cambio profundo en la relación entre la sociedad y la política. “Ese sentimiento va mutando más hacia el tedio y hacia la indiferencia”, explicó, tras cruzar datos electorales con encuestas recientes en el noroeste bonaerense.
Un dato revelador: “el 32% de la población manifiesta directamente que no va a ir a votar”. Para Ibarra, esto marca un cambio alarmante: “La bronca que antes usaba los canales participativos ahora se transforma en indiferencia hacia la política.”
Factores del desencanto
El desinterés creciente no es casual ni aislado. Ibarra sostiene que hay múltiples causas detrás: “Hay una decepción con las gestiones de gobierno, que no lograron modificar ni mejorar la vida cotidiana de la población.”
También señala el avance de discursos antipolítica y neoliberales que erosionan la confianza en lo público y en el Estado. “Se están arraigando fuertemente en la sociedad esos discursos de rechazo a lo político.”
La combinación de frustración, indiferencia y falta de expectativas configura un panorama complejo. “Quizás la lectura es que no hay expectativa de cambio, ni de que se pueda mejorar a través de la política.”
Outsiders: ¿una opción real?
Consultado sobre el surgimiento de figuras ajenas a la política tradicional, como el caso mencionado de Caruso Lombardi, Ibarra estableció un paralelismo con los años 90: “En esa época aparecieron figuras como Reutemann, Palito Ortega o Scioli, que luego fueron gobernadores.”
Sin embargo, el contexto actual presenta una diferencia crucial: “En los años 90 la participación seguía siendo alta; hoy estamos ante una baja comparable con países donde el voto no es obligatorio.” Esto podría limitar el alcance de los outsiders si no logran reconectar con un electorado apático.
¿Qué puede pasar en las grandes ciudades?
Ibarra adelantó que habrá que estar atentos a lo que ocurra en los próximos comicios en grandes centros urbanos como la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires. “Nos están marcando señales de abismo respecto a la posibilidad de baja participación también en estos distritos", siguió. De mantenerse esta tendencia, el deterioro de la participación ciudadana podría volverse estructural.
En continuidad con el tema, Ibarra agregó que se trata de un síntoma de desgaste democrático. Y cerró: “Este es el dato preocupante, yo diría, para la democracia y las instituciones democráticas”.