Si algo caracteriza a Yamil Santoro es que está más allá del ridículo. No le importa cómo queda y sigue la máxima de “que hablen mal o bien de mí, pero que hablen” lo que lo lleva a cometer cualquier locura por un poco de espacio en los medios.

En la campaña electoral ganó fuerza cuando quiso poner a su hermano Leandro -que vive en Alemania- a competir con el Leandro Santoro que se presenta bajo el ala peronista.

Pero en ‘Hay algo ahí ’ le dieron de su propia medicina cuando pusieron a personajes de animales a tener escena de alto voltaje mientras él hablaba.