“Violently happy”: la obra que cambió el rumbo del teatro y el cine

“Violently happy”: la obra que cambió el rumbo del teatro y el cine

Los colectivos artísticos dominaron la escena en 2005. Gente No Convencida se creó y llevó al escenario distintas obras. Luego vino el cine con “Los dueños” y “Planta permanente”.

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TRÍO. Silvina Koss, Daniel Elías y Cynthia Avellaneda, protagonistas de la obra “Violently Happy”, que este año cumple 20 años de su estreno. TRÍO. Silvina Koss, Daniel Elías y Cynthia Avellaneda, protagonistas de la obra “Violently Happy”, que este año cumple 20 años de su estreno.

En 2005 las artes visuales y escénicas y la música en esta provincia acentuaban un proceso que había despertado a fines de los 90. La transformación en el cine iba más lenta (Luis Sampieri estrenó “Cabecita rubia” en 2001).

Por esos años los colectivos dominaban la escena.

La apropiación artística de la fotografía podía observarse en la obra de Javier Juárez, en la que una alumna de una escuela de Simoca posa con su mochila color rosa marca Barbie (fue la obra que se adjudicó el primer premio en el Salón VII Julio Cultural, en el Centro Cultural Virla). Esa obra que contrasta notablemente dos realidades, se llamó “Soledad”, y pertenece a la serie “Las Barbies”; se realizaba también la Cultural Chandon (cuyo premio también lo ganó ese artista con “SMS”).

2005 habla también de la importancia de los colectivos creativos, como La Baulera y Brillovox, (Los Pasteles Rojos surgirán en 2006), que dejaban atrás a los grupos de gestión, como El Ingenio. 2005 habla de la presentación de la escena pop, de El Rancho (un espacio semi escondido y semi destruido ubicado en San Martín al 1100, visitado por uno de los teóricos de arte más importantes de Latinoamérica, como Ticio Escobar). Los artistas de estos grupos eran eso: músicos, pintores, cineastas, teatristas.

Ese año, también se crea la Escuela de Cine de la UNT.

Casa Club, que estaba ubicada en Las Piedras 783 (antes en Catamarca al 400) y pertenecía al Colegio de Arquitectos, se convirtió en un espacio de exposiciones y puestas en escenas que tenían un carácter decididamente experimental.

Y allí se estrenó la obra “Violently happy” con la cual debutó, con esa marca, el grupo GNC (Gente No Convencida) -aunque antes había presentado una obra en homenaje a la guitarrista María Gabriela Epumer-.

TRÍO 2. El mismo terceto de actores mencionados durante otra de las escenas de “Violently Happy”, en 2005.

Mencionar a GNC es como comenzar a hablar sobre los creadores de “La verdadera historia de Antuán”, que continuarán luego, en el cine, con “Los dueños”, “Planta permanente” y “El Motoarrebatador”, entre otras realizaciones.

Es hablar de Ezequiel Radusky, Agustín Toscano, Daniel Elías, Cynthia Avellaneda, Esteban Zelarayán, entre otros artistas, y en esa obra en particular, de Alejandro Fanlo y Silvina Koss, además de Alejandra Mizrahi. En los créditos también figura Facundo Nanni. Y el diseño era de Hernando Migueles.

En la sinopsis del sitio Alternativa Teatral se presenta así: Un secuestro, Dos mujeres, Tres hombres, Cuatro paredes, Cinco últimas canciones, Seis de enero, Siete de la mañana, Ocho. Nueve... Con la banda sonora del tema de Björk la obra sucedía en un opresivo cuarto donde la violencia dominaba toda la dramaturgia.

Lo que recordamos quienes pudimos asistir a ese trabajo es que se ingresaba al espacio por la puerta de un ascensor desvencijada, y que mucho tenía que ver con esa puesta.

“Trata de un grupo de jóvenes, que era Daniel, yo, Cynthia y Silvina, que secuestraban a un chabón, secuestraban al hijo de un tipo rico yanqui. Los secuestramos para que él lo llame a su papá y cobremos una recompensa por devolverlo. Pero nosotros no sabíamos inglés, entonces, y el tipo sólo hablaba en inglés, no nos podíamos comunicar básicamente y lo que pasaba es que el tipo no era el hijo de este millonario, nos habíamos confundido…”, relata Radusky. “Esa era la premisa de la improvisación para hacer la dramaturgia grupal, nosotros no trabajamos con dramaturgia escrita salvo ‘La Familia punk’ que sí fue como escrita como tipo parlamento y qué sé yo, pero después la desarmamos entera”, agrega el director.

Plan perfecto

“Recuerdo la obra con cariño, pero no tanto por su contenido, sino porque nos plantamos como productores, directores y actores independientes. Algo muy importante e influyente de esa época era la forma de producción de los grupos de teatro independientes. Mucho antes de imaginarme haciendo cine, veía a esos grupos como Tajo, La Baulera, El Estudio (participé en producciones de los tres), Manojo de Calles, Marfil Verde; y lo único que sentía era ganas de hacer lo mismo. El plan perfecto, asociarse solo con amigos, hacer solo lo que nos gusta, trabajar mucho más de lo que trabajaríamos para cualquier persona, elegir cuándo estrenar y cuándo bajar de cartel. Con esa obra aprendimos que la mejor apuesta era poner todas las fichas en nosotros mismos. Salimos de esa experiencia muy empoderados, incluso salimos de ahí sabiendo que estábamos yendo hacia las películas que queríamos hacer”, reflexiona y recuerda Toscano.

2013. Tras estrenar “Los dueños”, Radusky y Toscano dieron una charla.

¿Cómo llegó esa puerta de ascensor a una casa en barrio sur?, pregunta LA GACETA.

“Lo primero que recuerdo sobre esa puerta es que teníamos esa idea de puesta en escena y también sabíamos que era medio imposible de hacer. Y un día Mizrahi y Fanlo, que me ayudaban en todo, ven que en el edificio de la abuela de ella estaban por cambiar la puerta de ascensor. Entonces empezaron una gestión amorosa y consiguieron que esa puerta saliera de uso, y el mismo día pasó a nuestra obra de teatro en desarrollo. Desde la puerta armamos todo el resto de la puesta. Un falso ascensor que dejaba entrar a la escena a los personajes”, responde Toscano. “Una puerta que permitía soñar como si fuera una cápsula del tiempo o una máquina de teletransportación”, dice.

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