El CENPAT emplea una novedosa metodología para entender mejor cómo evolucionaron los dinosaurios

Se trata de dos técnicas que ya eran empleadas para estudiar las especies actuales. Nunca se había empleado en dinosaurios. El trabajo fue publicado por la revista científica inglesa Scientific Reports.

Científicos del Centro Nacional Patagónico (Cenpat) comenzaron a aplicar técnicas que relacionan la estadística y la forma de los huesos fósiles para comprender con mayor exactitud de qué manera evolucionaron los dinosaurios. El trabajo fue publicado por la revista científica inglesa Scientific Reports.

Estas técnicas ya venían usando para estudiar a otros organismos desde hace tiempo. Pero Emanuel Seculi, becario doctoral de Instituto Patagónico de Geología y Paleontología en el Cenpat, en Puerto Madryn, propuso aplicarlas para los dinosaurios, específicamente al grupo de los abelisáuridos.

“Se trata de la morfometría geométrica -que surgió en los 80 y se ha ido perfeccionando con el tiempo- y los métodos filogenéticos comparativos. Se analizan los cambios conformacionales, cómo cambiaban las formas en las especies, por ejemplo en el maxilar con el caso de los abelisáuridos”, detalló Seculi, autor de la investigación junto a, Juan Vrdoljak, Martín Ezcurra, Javier González-Dionis, Carolina Paschetta y Ariel Méndez.

Este grupo de dinosaurios se diversificó en el Cretásico tardío y están presentes en el Registro Fósil de Argentina. “Presentan muchas características interesantes en el cráneo: son más cortos, anchos, tienen ornamientos. Estos dinosaurios han ido cambiando en sus formas a través del tiempo. Las preguntas que nos hicimos fue: ¿cómo fueron cambiando y qué presiones evolutivas fueron moldeando las formas del cráneo?”, contó el investigador del Cenpat en diálogo con Diario RIO NEGRO.

Dijo que a través de la morfometría geométrica, lograron cuantificar la forma del maxilar, la estructura que porta los dientes y está implicada en la alimentación de estos animales. “Ahí entró la segunda técnica: los métodos filogenéticos comparativos que toma en cuenta las relaciones ancestrales, la genealogía de las especies. Como nosotros con nuestros padres y abuelos, pero llevada a un tiempo mayor entre especies”, detalló.

Esa información permitió hacer distintos análisis estadísticos que sugirieron cómo pudo haber evolucionado esa especie.

“En este caso, usamos solo un hueso, el maxilar porque se correlaciona con los cambios en el cráneo. Si el cráneo es más corto, el maxilar se acorta”, señaló.

¿Cuál fue la novedad de emplear estas técnicas? Los investigadores las suelen usar para analizar grupos como cocodrilos, ranas, peces, cetáceos, aves y algunos organismos fósiles ya que les permite evaluar cómo fueron cambiando a través del tiempo, jamás se habían pensado para indagar acerca de dinosaurios. “En Argentina del grupo abelisáuridos hay mucho registro, pero las diferencias evolutivas eran en base a observaciones particulares. Esta técnica nos pemitió tomar un captura de ese momento con mayor precisión. Si bien con este trabajo analizamos un caso muy puntual, se desprendieron más preguntas sobre la evolución de los organismos”, aclaró.

Los dinosaurios carnívoros

Los abelisáuridos son un grupo de dinosaurios carnívoros que se diferencian de otros grupos por las características del cráneo: cortos, altos y muy ornamentados (tienen cuernos y rugosidades). Además, presentan extremidades anteriores muy reducidas.

Este grupo de dinosaurios se diversificó durante el cretácico tardío, aproximadamente entre 66 y 100 millones de años en el pasado. Eran los dinosaurios depredadores más abundantes en Gondwana, el supercontinente que incluía los actuales territorios de América del Sur, África, India, Australia y la Antártida.

A través de los recientes estudios, los investigadores plantearon la hipótesis de que cazaban de una forma muy similar a los felinos actuales del continente africano, emboscando a sus presas y sujetándolas con sus mandíbulas hasta la muerte. 

Los investigadores del Cenpat analizaron el hueso del maxilar. “Particularmente, en el trabajo evaluamos escenarios evolutivos en base a características anatómicas, a estudios biomecánicos que postulaban que estas especies eran cazadores especialistas, una estrategia de caza muy similar a la de los félidos de África, basados en una predación con emboscadas, para luego morder y sostener a la presa hasta su muerte”, señaló Seculi y agregó que “esto contrasta con otras especies que tenían una estrategia de caza que apuntaba al desgaste, a ir mordiendo y rasguñando a la presa hasta matarla, como la de los cánidos actuales”.

A través de esta investigación, los científicos demostraron que la estrategia de caza especialista surgió durante el Cretácico Temprano. Además, detectaron que el pico de diversificación de formas del maxilar comienza después de la extinción de los carcarodontosáuridos, con los que convivieron en las primeras etapas del Cretácico Tardío. Varios investigadores suponen que habrían competido por los recursos. De esta forma, el maxilar proveyó información novedosa demostrando que los abelisáuridos se diversificaron luego de la extinción aquel grupo de megacarnívoros.


Científicos del Centro Nacional Patagónico (Cenpat) comenzaron a aplicar técnicas que relacionan la estadística y la forma de los huesos fósiles para comprender con mayor exactitud de qué manera evolucionaron los dinosaurios. El trabajo fue publicado por la revista científica inglesa Scientific Reports.

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