

En su última visita, Lisandro Catalán dejó de ser el vicejefe de Interior de la Nación y se convirtió en el armador de La Libertad Avanza Tucumán (LLAT). Hasta su rostro toma otra impronta cuando pisa este suelo con uno u otro rol: pasa del tono técnico-amable del funcionario al táctico-desafiante del político.
Catalán se hizo cargo del partido con reuniones diversas que fueron desde sumar el apoyo explícito de una intendencia -la de Bella Vista- hasta otras institucionales para dejar en claro que a LLAT la maneja él, con el apoyo de los hermanos Milei y libre de compromisos con aliados que buscaron endilgarle falta de legitimidad o que comenzaron a intentar hacer mella a su conducción.
A Fuerza Republicana, puntualmente a Ricardo Bussi, le respondió los cuestionamientos hacia su persona (el legislador había dicho que no lo conocía nadie y que si se lo deja sólo en alguna localidad del interior no sabe cómo regresar) con un sutil “no voy a entrar en un juego de agravios” seguido de un “con una persona que llegó de EEUU a Tucumán a los 35 años para presidir el partido de su papá”. Fin, como le gusta decir a Manuel Adorni.
Un par de horas después de declarar ello ante las cámaras de LA GACETA, por mesa de entradas de la Legislatura presentó una nota en la que pidió que se retire el bloque de La Libertad Avanza. Con ello, le dijo “afuera” al legislador José Macome, que se había erigido como el único representante de esa fuerza política en el Parlamento tucumano. Al parecer, al titular del partido de Javier Milei por estos lares no le gustaron los rumores, enojos y trascendidos que se armaron en torno a la conformación de la conducción de LLAT y que se liga a Macome.
En la vereda de los libertarios más “duros”, como se informó en esta columna la semana pasada, afirman que el Presidente y su hermana Karina -que preside el partido a nivel nacional- siguen de cerca lo que sucede en esta provincia. “Si Javier se entera lo que dicen y hacen algunos aliados en Tucumán, los corre al instante. No lo conocen si creen que va hacer la vista gorda”, reflexiona un hombre cercano al jefe de Estado Nacional. Poco tiempo pasó y ya varios quedaron fuera.
Los que participaron de los encuentros con el vicejefe de Gabinete sostienen que en privado dice lo mismo que ante los micrófonos: no sabe si será candidato. En esas tertulias Catalán habría explicado que su vocación de estar, de participar y de armar LLAT son reales y que no se alejará de ese rol. Pero escapa a sus deseos la decisión de si será o no cabeza de lista. En ese orden, explica que todo está supeditado a lo que decidan el Presidente y su hermana, que podrían pedirle que no abandone su rol en el Gabinete o que no se exponga o que necesitan que esté allí. También podrían decirle que lo fundamental es que traccione diputados para la agrupación presidencial y, por ende, que sea él quien esté en la cabeza de la lista de postulantes.
Como raperos
Más allá de eso, quedó claro que no va a resignar decisiones ni espacios de poder. “Es verdad que a la conducción del partido la integran personas de mi confianza. ¿De quién sino? En Tucumán no hay ninguna persona que esté más cerca del Presidente que yo”, advirtió Catalán en la entrevista en vivo.
Ese mismo viernes, Osvaldo Jaldo pateó el hormiguero del peronismo y dijo que en las internas se verá quién es quién. Fue una mañana en la que la pantalla de LA GACETA, en tiempo real, parecía el escenario de una batalla de freestyle, pero en vez de raperos disputando la mejor rima, los protagonistas eran líderes de distintas fuerzas políticas: Pablo Yedlin avisaba que era irreconciliable el peronismo cercano a Milei con el “sin peluca” al que él se suma; rato después el gobernador avisaba que se iba a las urnas y antes Paula Quiles había contado que ella y el espacio del radicalismo que comparte con Sebastián Salazar iban a acompañar a LLAT. Ya temprano Catalán había azuzado a varios en la entrevista en vivo desde el Sheraton.
Así las cosas, los acelerados tiempos electorales comienzan a ubicar a los distintos protagonistas en su lugar. Hay un par de incógnitas que aún no se develan y que suman ansiedad entre oficialistas y opositores. Una tiene que ver con la postura que tomará Mauricio Macri, que durante los últimos días se mostró dispuesto a aceptar alianzas en algunos distritos con LLA, siempre y cuando no sea la Capital Federal. Al menos por ahora. ¿Y en Tucumán? Esa definición podría tener efectos en un sector del radicalismo y del enflaquecido PRO. La figura de Roberto Sánchez continúa siendo importante en nivel de conocimiento y de imagen positiva. Puede ser clave para Jaldo y para Catalán lo que decida el radical en cuanto a la balanza de varios platos que parece se plantará al momento de contar los votos en estas elecciones de medio término. Peronismos varios, radicalismos rotos y libertarios en pañales configuran el trío de disputa de poder, que no mira para este año, sino para lo que pueda suceder en 2027.
De cómo les vaya a unos u otros puede depender en gran medida que el peronismo -en cualquiera de sus facciones- continúe gobernando estas tierras subtropicales o que otra fuerza les arrebate la conducción provincial.