Rachel Zegler, como la noble Blancanieves. Gal Gadot, la gran villana del “Espejito, espejito…’. Estas dos actrices encabezan la nueva entrega de Disney de su clásico animado de 1937 que, en estreno nacional, llega hoy a la cartelera provincial en formato live action. Entusiasmada por la buena repercusión que tuvo con La Cenicienta y El libro de la selva hace una década, la factoría fue por más. Eso sí, si bien la esencia se mantiene, quienes ya conocen la historia notarán algunos cambios significativos que, a decir verdad, la han envueltos en algunas polémicas, mucho antes de que se presentara en su país de origen.

La primera tuvo que ver nada menos que con la protagonista, una chica de raíces latinas, ya que su abuela materna era colombiana. Primero porque no era “de piel tan blanca como la nieve’, cosa que no gustó a los fundamentalistas del famosísimo cuento que ha atravesado tantas generaciones (algo que también sufrió Halle Bailey en La Sirenita). Pero además, con tanta agua que pasó bajo el puente desde aquellas épocas hasta ahora, sucedió que a la joven actriz de Amor sin barreras y de Shazam (entre otras) no le hacía ni media gracia replicar esas escenas que dejaban a la princesa como una chica pusilánime y dependiente del heroico príncipe azul que, de paso, dijo que la “acosaba’. A decir verdad, Zegler no es la primera que, a la luz de los tiempos que corren, pone en tela de juicio ciertos clásicos de la literatura infantil; y que pregona que deben aggiornarse, sobre todo en títulos tan consumidos por niñas y niños de todo el mundo.

En este tren, entonces, esta Blancanieves es distinta a su antecesora animada de hace nada menos que 88 años: No llevará ese apodo por su color, sino como símbolo de fortaleza, desde que sobrevivió a una tormenta de nieve cuando pequeña; y que condice con la joven fuerte e independiente en la que se convirtió. Las canciones, no es casual, refuerzan ese mensaje de autoconfianza.

Otro tema nada menor que fue puesto en el tapete tiene que ver con los siete enanitos. “Para evitar reforzar los estereotipos de la película animada original, estamos adoptando un enfoque diferente con estos siete personajes y hemos consultado con miembros de la comunidad de personas con enanismo’, tomó el guante Disney explicando su postura, que de arranque tuvo el apoyo de quienes veían en la continuidad de estos personajes una oportunidad de trabajo para las personas con esa condición… Aunque finalmente se optó por recrearlos con CGI (tecnología que, para algunos, se usa en exceso en la película). Esto sin contar a los detractores del live action, para quienes este tipo de remakes solo van en detrimento de la magia de los dibujos originales, pero esa es una tendencia que no solo involucra a esta película ni a Disney.

Y como si los asuntos propios del film fueran pocos, se colaron los rumores de fuertes diferencias políticas entre las protagonistas, por el tema Palestina-Israel. Claro que, obviamente, ellas han posado juntas, espléndidas y muy sonrientes ante las cámaras.

En fin… En medio de toda esta controversia -que al parecer solo ha alimentado la expectativa por sentarse en la butaca para verla- lo cierto es que Blancanieves llega, en general, con el pulgar arriba de la crítica, que destacó su fidelidad al conflicto original y la cintura de Disney para encarar cambios, además de los efectos especiales y su banda sonora (tiene más canciones y cuentan que Zegler se luce en las suyas). Ah, y la dirección de Marc Webb, que al parecer supo surfear las olas y darle la dosis justa de acción y de romance. De hecho, para muchos, la nueva Blancanieves promete una gran taquilla (¡y eso esperan, pues costó alrededor de 250 millones de dólares!) y se aseguró un excelente lugar en los Oscar 2026. De momento, el público tiene la palabra.