El viernes 15 de febrero, la tranquilidad del barrio Miguel Ortiz, en la zona norte de la ciudad, se vio alterada por un violento asalto que dejó al descubierto los riesgos de las operaciones informales de compra y venta de divisas.
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El viernes 15 de febrero, la tranquilidad del barrio Miguel Ortiz, en la zona norte de la ciudad, se vio alterada por un violento asalto que dejó al descubierto los riesgos de las operaciones informales de compra y venta de divisas.
Esa noche, un cambista salteño y una joven que lo acompañaba fueron interceptados por delincuentes armados mientras se dirigían a concretar una transacción. La cita había sido acordada previamente con una mujer con la que el cambista ya había realizado operaciones en otras oportunidades, lo que le generaba cierta confianza.
El encuentro estaba pautado para las 21.30 en la esquina de calle Deán Funes y pasaje Usandivaras, en cercanías de un salón de eventos. Sin embargo, lo que parecía un simple intercambio comercial terminó en una emboscada planificada con precisión.
Un asalto relámpago
Los damnificados circulaban en una camioneta Volkswagen Amarok cuando, de repente, fueron abordados por dos sujetos con casco. Sin dar tiempo a reaccionar, los delincuentes subieron a la parte trasera del vehículo y, con armas de fuego en mano, los amenazaron apuntándoles directamente a la cabeza.
Los ladrones, decididos y organizados, sabían exactamente lo que buscaban. Con violencia e intimidación, se apoderaron de una riñonera que llevaba la mujer, en la que había 10.000 dólares y un teléfono celular. Luego, exigieron al cambista que entregara un maletín en el que transportaba aproximadamente 24.000 dólares.
Antes de huir, tomaron un último recaudo: quitarles la llave del vehículo para asegurarse de que las víctimas no pudieran seguirlos. Segundos después, escaparon del lugar sin dejar rastros.
El asalto ocurrió en cuestión de minutos. El hombre asaltado, todavía en estado de shock, logró comunicarse con el Sistema de Emergencias 911, lo que permitió que en pocos minutos patrulleros de la Policía de Salta arribaran al lugar. De inmediato, se desplegó un operativo cerrojo en la zona con la intención de dar con los delincuentes, pero la búsqueda fue infructuosa. Para el cierre de esa noche, los responsables habían desaparecido con el botín de 34 mil dólares.
Investigación meticulosa
A partir de la denuncia, la Unidad de Robos y Hurtos de la Policía de Salta, bajo la dirección de la fiscal penal María Eugenia Guzmán, inició una investigación para esclarecer el hecho y dar con los responsables.
El equipo investigador, integrado por el auxiliar fiscal Christian Medina y el director general de Investigaciones, Oscar Chocobar, junto al comisario inspector Diego Yapo, comenzó con un exhaustivo análisis de las cámaras de seguridad de la zona. Además, se realizaron peritajes en los registros de comunicaciones de las víctimas y de la mujer que había acordado el encuentro.
Las primeras hipótesis apuntaban a que se trataba de un robo planificado con información previa sobre el dinero en juego. Sin embargo, lo que en un principio parecía una emboscada ejecutada por dos asaltantes desconocidos, pronto reveló un giro inesperado en la investigación.
Los investigadores notaron inconsistencias en el relato de la mujer que había pactado la operación con el cambista. En varias declaraciones, su versión de los hechos presentaba contradicciones, lo que despertó sospechas en los fiscales.
Finalmente, se pudo determinar que la supuesta víctima no solo no era ajena al asalto, sino que en realidad había actuado en complicidad con los delincuentes. Más aún, uno de los ladrones resultó ser su pareja.
Allanamientos
Con las pruebas reunidas y la confesión parcial de la implicada, la fiscal Guzmán solicitó órdenes de allanamiento para seis domicilios relacionados con los sospechosos. En los operativos realizados por la Unidad de Robos y Hurtos, se incautaron elementos clave para la causa, incluyendo documentación, teléfonos celulares y pertenencias vinculadas a la banda.
Como resultado, la mujer y uno de los hombres fueron detenidos e imputados como coautores del delito de robo doblemente calificado por el uso de arma de fuego, en poblado y en banda.
Por el momento, el otro delincuente sigue prófugo, pero las autoridades confían en su pronta captura. Mientras tanto, la Justicia ordenó que los detenidos permanezcan tras las rejas mientras avanza el proceso judicial.
Un caso
El esclarecimiento del robo puso en evidencia la peligrosidad de realizar transacciones de dinero en encuentros informales y sin las medidas de seguridad adecuadas. También dejó en claro el trabajo minucioso de los investigadores, que lograron desentrañar una trama que, en un principio, parecía un asalto común, pero que terminó revelando una traición y un plan meticulosamente orquestado.