Tras haber concretado el desalojo de vendedores ambulantes, revendedores, manteros y carros pancheros de la zona del Parque de Mayo y sus alrededores, el municipio de Capital analiza al menos dos ideas para reubicarlos y que pueden mantener su fuente de ingresos. Desde el municipio dijeron en estricto off the record que la prioridad es ‘ordenarlos de forma legal’ sin descartar inclusive que deban pagar alguna tasa por uso del espacio público. Por su parte, los vendedores dijeron estar dispuestos a acatar las medidas para poder seguir trabajando.
Según supo este diario, se está analizando la idea de reubicarlos en el Parque Belgrano, sobre Avenida España, o en las calles internas del Parque de Mayo. Es que una de las prioridades que manejan en este momento las autoridades, mientras reciben a los vendedores en distintas instancias de diálogo, es poder liberar tanto los espacios verdes como los veredines, paseos y zonas de juegos tanto en el parque como en la Plaza España para que los paseantes puedan disfrutar de estos espacios públicos libremente. Por eso, tanto las calles internas del parque como la ochava del Parque Belgrano asoman como posibles lugares de alta factibilidad para la reubicación.
De acuerdo a lo revelado por distintas fuentes municipales, estas ideas están siendo habladas en simultáneo entre el municipio de la Capital y el Gobierno de la provincia, dado que la administración del espacio del Parque de Mayo le corresponde a la Dirección de Espacios Verdes, una repartición pública provincial.
Las mismas fuentes sostuvieron que el ‘universo’ de los vendedores que deben ser reubicados es enorme y que fue creciendo a lo lardo de varios años. Actualmente son más de 400 en total y se dividen en 3 grupos.
Uno de los grupos fácilmente identificado es el de los carros pancheros, que tiene unos 15 integrantes bien organizados y que hasta ofrecen pagar una tasa por el uso de espacio público en caso de ser necesario, según revelaron las fuentes, quienes además describieron a este grupo como uno de los más ‘dialoguistas y ordenados’. Las fuentes recordaron que el Concejo Deliberante tiene en comisión el proyecto de una ordenanza, enviado por la gestión de la intendenta Susana Laciar, que regula los carros pancheros y los food trucks, que detalla los permisos y condiciones que deben cumplir para trabajar.
El segundo grupo, ya por afuera del sector gastronómico, es el de los vendedores de ropa usada que, hasta antes del desalojo, se ubicaban en Plaza España y sobre calle San Luis. En el municipio entienden que este grupo, más allá de que ocupa un espacio público sin tributar, no está ejerciendo una venta de tipo ilegal, ya que se trata de ropa usada y que en su momento ya hubo una determinada facturación por su venta. Este grupo también es reconocido como dialoguista y que pide trabajar tranquilo. Es por este motivo que el municipio incluso piensa en una tercera opción para sus integrantes, que consistiría en convocarlos a las ferias municipales que se realizan en las plazas de Capital junto a los artesanos. Otra alternativa es darles un espacio en las Ferias Municipales de Vendedores, o Ferias Persas, ubicadas sobre Avenida Rioja y en Calle Laprida.
El tercer grupo identificado, según fuentes municipales, es el de los revendedores. Son las personas que venden artículos de electrónica, telefonía, ropa de varios tipos, accesorios, etc., y que se ubican en el Parque de Mayo los viernes, sábados y domingos. Su procedencia, según lo que identifican en el municipio, es principalmente de los departamentos Caucete, Rawson y Chimbas. Es por este motivo que tanto en Capital como en el Gobierno provincial creen que cada municipio debe hacerse cargo de los vendedores que proceden de sus propios departamentos, ofreciéndoles un lugar donde puedan desarrollar su actividad y estableciendo las reglas a seguir para tal fin.
> El rebusque de los fines de semana
Hace casi dos años llegaron los primeros manteros en Plaza España. En un principio fueron 3 ó 4, actualmente son 60 los que todos los fines de semana se instalan en este paseo, aunque el número asciende a unos 100 por los que se agregan eventualmente. Así lo dijo Nerea Molina, una estudiante de 29 años, que hace un año vende ropa de segunda mano en este paseo. ‘La cantidad de manteros creció junto a la necesidad de buscar una changa. Hay jubilados, padres de familia que perdieron su trabajo, madres solteras, personas con discapacidad y estudiantes que venden de todo un poco de lo que tienen en sus casas para llevarse unos pesos. Nadie quiere perder este trabajo, por eso estamos dispuestos a la reubicación y demás medidas que quiera implementar el municipio de la Capital’, dijo la joven.