La lavanda es una planta sumamente conocida y utilizada antiguamente por sus propiedades innegables, y es que sus flores son muy valoradas desde épocas como el antiguo Egipto, donde era utilizada en forma de aceite para el momento de la momificación. Luego, con el paso de los años, en aspectos más vinculados a lo espiritual y energéticos, la lavanda era utilizada para purificar el cuerpo y la mente.
Si bien la lavanda es una fija para los patios de exterior, otorgándole color y un aroma incomparable a nuestro espacio, cuenta con grandes propiedades de efecto medicinal que puede ayudarnos a afrontar situaciones con los que nos topamos a diario. Además de los beneficios que nos aporta la planta en este aspecto, se destaca por ser sumamente versátil en la manera en la cual podemos aprovechar de sus propiedades.
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De acuerdo a quienes más saben sobre las propiedades medicinales, la lavanda se destaca por los beneficios antiespasmódica y ligeramente analgésica y antineurálgica. Gracias a ellas, podemos aprovecharla la planta para reducir y aliviar los dolores de cabeza, musculares, artríticos y muchos otros achaques que cursan con dolor.
La versatilidad que ofrece esta planta para aprovechar sus beneficios medicinales de la mejor manera, se divide en utilizar lavanda de las siguientes maneras:
- Planta seca para tomarla en infusión al 5% (50 g por litro).
- Extracto líquido y tintura para disolverla en algún liquido y tomarla vía oral.
- Aceite esencial diluido en agua para hacer baños o bien en aceites neutros para uso tópico o masajes corporales.
- Oleato: se trata de un baño maría de lavanda en aceite de oliva para aplicar de forma local u