Son una vuelta de tuerca sobre lo que venimos viendo en modelos generativos; ahora pueden tomar decisiones, aunque requieren ecosistemas mixtos
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Tal como señala Thiago Araki, director de tecnología para América latina de Red Hat (hoy parte de IBM), “la que toma decisiones es un tipo de IA que puede ejecutar tareas de manera autónoma, sin necesidad de intervención humana constante. Para imaginarlo de forma sencilla, tenemos que pensar en un asistente digital que no solo le dice cuál es la mejor receta para cocinar espaguetis, sino que también busca los ingredientes, los agrega al carrito de compras y gestiona la entrega. En el mundo empresarial, estos agentes pueden automatizar procesos complejos, como la gestión de inventarios, la atención al cliente o el desarrollo de software”.
“A diferencia de los asistentes virtuales tradicionales, que solo responden a comandos específicos, un agente de IA tiene la capacidad de planificar, aprender y adaptarse a diferentes situaciones”, explica Juan Pablo Villa, director de ventas de Aditi Consulting, que brinda servicios de ingeniería digital a empresas Fortune 500. Según el ejecutivo, desde la atención al cliente hasta el mantenimiento predictivo, su impacto ya es tangible dentro de las organizaciones de gran porte. Por ejemplo, en logística, un agente de IA puede predecir interrupciones en la cadena de suministro y reorganizar envíos en tiempo real, mientras que en un hospital son capaces de coordinar citas médicas basándose en la disponibilidad de médicos y la urgencia de los pacientes, reduciendo tiempos de espera y mejorando la atención.
Por su parte, Emilio Giménez, de BCI Consulting, subraya la importancia de adquirir habilidades para trabajar con estas soluciones. “El reemplazo del humano no vendrá directamente por el avance del agente computacional, sino por la llegada de un colega que sí haya desarrollado las destrezas necesarias para aprovechar esta tecnología”, advierte.
La capacitación siempre fue un pilar de la transformación digital. “Las empresas deben invertir en formación para integrar la IA en el día a día sin generar resistencia, mientras que las personas deben entender que, para mantenerse competitivas en esta nueva era, es clave desarrollar habilidades como el pensamiento crítico, la resolución de problemas complejos y la colaboración con sistemas de IA”, agrega Giménez, y añade: “Cuando los procesos se siguen al pie de la letra, sin margen para el criterio o el sentido común, quienes los ejecutan corren el riesgo de ser reemplazados por agentes computacionales”.
El estudio Technology Vision 2025, de la compañía de tecnología Accenture dice que el 77% de los directivos encuestados están de acuerdo en que los agentes de IA reinventarán la forma en que su organización desarrolla sistemas digitales. Además, el 78% de estos ejecutivos consultados coincide en que en los próximos tres a cinco años tendrán que desarrollarse ecosistemas digitales para los agentes de IA y las personas.
Pero no tan rápido
Más allá de su enorme potencial, la adopción de estos agentes enfrenta barreras. Su implementación requiere programadores especializados, que son escasos, una infraestructura robusta y una inversión significativa en software, nube y energía eléctrica. “Además, muchas organizaciones subestiman los costos ocultos, como el mantenimiento continuo y la regulación emergente que podría limitar su uso en ciertos países”, observa Villa.
Por supuesto, también hay cuestiones éticas y técnicas que aún se están abordando. Araki detalla: “Por ejemplo, ¿cómo podemos asegurarnos de que los sistemas con agentes estén alineados con nuestros valores? ¿Quién es responsable cuando la IA con agentes comete un error? En algunos casos, existen desafíos de transparencia, ya que no sabemos con certeza cómo el agente llegó a la conclusión que ofrece como resultado”.
Desde el punto de vista de la privacidad y la seguridad, los expertos señalan que es importante que tratemos cualquier modelo de IA que construyamos o usemos con cuidado y consideración. Es decir, asegurándonos de que la arquitectura esté construida con parámetros de seguridad establecidos para proteger el flujo de datos.
Según Gartner, para 2028, el 33% del software empresarial incluirá agentes inteligentes de IA (frente a menos del 1% actual). Esto significa que cada vez más decisiones laborales serán tomadas por sistemas automatizados. Sin embargo, Giménez dice que no hay que alarmarse: “Aunque se tiende a romantizar la toma de decisiones como algo exclusivo de los expertos, la realidad es que convivimos con sistemas de IA que influyen en nuestro día a día sin que muchos lo perciban”, dice, para explicar que lo que se viene es el salto de una tecnología que lleva años entre nosotros.
A medida que las empresas observan las crecientes capacidades de la IA, pueden verse tentadas a abordarla de manera similar a las tecnologías de automatización del pasado. “Sin embargo, la singularidad de la IA generativa radica en que se vuelve más capaz y útil cuanto más cerca está de las personas”, comentan los entrevistados.
El ejecutivo de Aditi concluye: “Los agentes computacionales no representan simplemente una evolución tecnológica, sino un cambio de paradigma en la forma en que se toman decisiones corporativas. Las empresas que no inicien hoy su transición hacia esta nueva era de la automatización quedarán rezagadas en pocos años”. La cuestión, por lo tanto, ya no es si estas herramientas serán adoptadas masivamente, sino quién logrará aprovecharlas con mayor eficacia.
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