“Pensé que era una broma”. El arquitecto mendocino que diseñó el rancho de Kanye West y Kim Kardashian y hoy se destaca en España
En 2019 Lucas Daniele participó de un ambicioso proyecto en la mansión del rapero y productor en Los Angeles. Ahora acaba de ver uno de sus proyectos publicados en la prestigiosa revista Architectural Digest (AD) cuando encontró un tesoro debajo de los escombros de un piso de Valencia.
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Desde chico, Lucas Daniele, arquitecto y diseñador, imaginaba casas y parques con árboles. Pasaba horas en medio de los viñedos y olivos de su Maipú natal, en Mendoza, jugando a crear pequeños elementos de madera y papel: lámparas, flores disecadas y otros objetos que luego vendía en el local de una amiga.
Hijo de una ama de casa y de un chofer de micros que “remaban” para llegar a fin de mes, pasó una infancia simple, feliz, repleta de juegos entre hermanos y naturaleza. Amaba diseñar y construir casitas en los árboles, y, aunque no tenía en claro su futuro, le sucedía algo curioso: “Cada vez que entraba a un lugar, inmediatamente imaginaba cómo podía modificarlo. Aquel entorno me permitió desarrollar una gran sensibilidad que hoy resulta clave en mi profesión”.

La arquitectura se cruzó en su camino casi por azar, cuando acompañó a una amiga a inscribirse en la carrera y su cabeza “explotó”. De repente, todo cobró sentido y pudo ponerle nombre a lo que había nacido con él: quería ser arquitecto. Pero también, de algún modo, fue un presagio: sin imaginarlo, ese talento que hasta entonces permanecía oculto lo llevaría, años después, a mudarse a Valencia, España, y a ser convocado como parte de un prestigioso equipo para diseñar la mansión de Kanye West en Cody, Wyoming, Estados Unidos, junto a su amigo y socio Mauro Sansoni.
El llamado que recibió Lucas Daniele en 2019 no fue casualidad. Antes de que su nombre apareciera vinculado al proyecto de Kanye West, él y su colega habían participado en un concurso internacional de arquitectura con una propuesta innovadora: un observatorio de una fuente de aguas naturales en Pamukkale, Turquía. Aquellas imágenes, que ellos mismos difundieron, llegaron hasta los ojos del rapero y empresario estadounidense, quien en ese momento estaba en la búsqueda de arquitectos con una visión disruptiva.
Lo cierto es que un día ambos viajaron a Cody, Wyoming, en primera clase, donde West había adquirido un rancho imponente con la intención de construir un complejo que concentrara toda su producción artística y empresarial. Para ser parte del proyecto, los mendocinos tuvieron que dejar de lado sus compromisos y embarcarse en una experiencia absolutamente inesperada.

Apenas aterrizaron en Estados Unidos, fueron recibidos con una propuesta sorprendente: subirse al avión privado de Kanye West rumbo a Bahamas. En ese momento, el país caribeño atravesaba una crisis humanitaria tras el paso del huracán Dorian, y el artista tenía la intención de colaborar en la reconstrucción de viviendas para los damnificados. La visita incluyó un recorrido por las casas destruidas, con la idea de desarrollar un modelo arquitectónico resistente a fenómenos climáticos extremos. Sin embargo, finalmente el gobierno local asumió la reconstrucción con sus propios proyectos.
Ya de regreso en Cody, comenzaron a trabajar en el megaproyecto que movilizaba al músico: la planificación y construcción de su rancho, una mansión y oficinas para su equipo. Su visión iba más allá de una simple residencia; buscaba un espacio que funcionara como núcleo creativo para todos sus emprendimientos.

Durante dos viajes a Wyoming, los arquitectos mendocinos permanecieron un mes en el lugar como colaboradores. Allí, junto a otros prestigiosos estudios de arquitectura, participaron en el diseño de una vivienda completamente alejada de lo convencional, basada en los elementos y en una estética minimalista pero imponente. Un proyecto ambicioso, como todo lo que rodea a Kanye West.



Sus inicios, en una panadería de Maipú, en Mendoza
Lucas vuelve al pasado y señala que cuando, por fin, eligió su carrera, el primer obstáculo no demoró en llegar: Arquitectura solo se dictaba en la Universidad de Mendoza, de gestión privada, y su familia no podía pagarla. “Empecé a trabajar en la panadería de mis tíos, que me dio un gran empujón para ingresar. Luego, ya en la facultad, un estudio de ingeniería me abrió las puertas medio día”, recuerda.

Aunque Lucas es joven —tiene 36 años—, a fuerza de talento y creatividad logró hacerse un nombre en Valencia, consolidándose como un profesional respetado en el mundo de la arquitectura. Más allá de aquel trabajo que en 2019 lo vinculó con Kanye West y le dio notoriedad pública, días atrás su nombre volvió a resonar con fuerza: una remodelación de un piso antiguo, diseñada por él, fue destacada en Architectural Digest España and Germany (AD), la revista de arquitectura más prestigiosa de Europa. La publicación, titulada como “La mansión de Kim Kardashian y esta casa minimalista con suelos y techos recuperados en Valencia tienen algo en común: el arquitecto de una reforma asombrosa”.


“No es la primera vez que este millennial aparece en Architectural Digest junto a los grandes arquitectos del mundo. Tiempo atrás, otro proyecto suyo en el barrio de Russafa —uno de los más encantadores de Valencia— también fue destacado en la prestigiosa revista. En aquella ocasión, su talento quedó reflejado en la transformación de un antiguo piso, que convirtió en un refugio innovador para dos personas muy queridas”.
Sin embargo, lejos de dejarse llevar por los halagos, Lucas prefiere mantener los pies sobre la tierra. Es una persona reservada, incluso un poco reacia a la exposición, y sostiene que en esta profesión —como en la vida— hay años de éxito y otros de sequía. Por eso, dice, la clave es no perder nunca la humildad.

“No soportaba la idea de caer en la rutina”
-¿Cómo fue el transcurrir de la carrera?
-Intenso. Trabajaba por la mañana, asistía a la universidad por la tarde y estudiaba hasta la madrugada en casa, muchas veces acompañado por amigos de la carrera. Ellos fueron un gran apoyo en el camino. El ritmo de vida era difícil, pero no imposible. Egresé en 2015 con un proyecto muy especial llamado “Pabellón del alma: arquitectura, luz y espiritualidad”. Se trataba de un espacio dedicado a artistas y arquitectos en busca de la creatividad que habían perdido a lo largo del ejercicio de su profesión. Un lugar donde podían hacer un retiro espiritual y reencontrarse consigo mismos.
-¿Cómo surge emigrar a España casi estrenando título?
-Siempre tuve el deseo de viajar y conocer el mundo, incluso desde niño. Con el tiempo, esas ganas se hicieron aún más intensas. No soportaba la idea de caer en una rutina. Fue así que, en 2017, reuní todo mi valor y, junto con una amiga, Florencia Rosales, decidí partir a España para cumplir con un máster de Arquitectura e Innovación que ofrecía Fran Silvestre, una figura internacional y muy conocida por sus proyectos residenciales, culturales, corporativos y públicos a nivel nacional e internacional. Lo terminamos en un año y Florencia regresó a Argentina, pero yo me quedé por amor, esas cosas que pueden suceder en la vida (ríe).

-¿Cómo resultó iniciarse en un país extranjero y siendo tan joven?
-Empecé a trabajar en algunas inmobiliarias y en varios estudios de arquitectura donde fui aprendiendo y donde me enseñaron con mucho cariño cada etapa de un proyecto: cómo se desarrollaba y qué aspectos eran fundamentales a tener en cuenta. Si bien en Mendoza ya diseñaba y tenía algunas casas construidas, descubrí que la forma de abordar un proyecto podía ser completamente distinta. Hasta que, después de atravesar una mala racha, reuní el valor para comenzar a trabajar por mi cuenta. Y así fue como apareció mi primer cliente. Siempre digo que solo se necesita una oportunidad para cambiar el rumbo de su vida pero, eso sí, hay que saber aprovecharla.
-¿Cómo fue ese primer llamado que te llevó a trabajar para Kanye West y Kim Kardashian en Los Angeles?
-En 2019, mi socio Mauro Sansoni, y yo fuimos convocados para colaborar en el diseño de la lujosa mansión y megacampus de Kanye West y Kim Kardashian en Cody, Wyoming. El contacto surgió a través del reconocido arquitecto, Claudio Silvestrin, quien vio uno de nuestros proyectos en una plataforma de arquitectura. Digamos que él ofició de puente y nos invitó a trabajar en este ambicioso plan. Al principio, creíamos que se trataba de una broma, pero tras varias llamadas y un mensaje del propio Kanye, entendimos la magnitud del proyecto. Además de la mansión, fuimos parte de un plan humanitario para reconstruir viviendas en las Bahamas afectadas por el Huracán Dorian. Sin embargo, este proyecto no se concretó, ya que el gobierno local tenía su propio plan de reconstrucción.

-¿Cómo se siente ser convocado por una figura de esa relevancia?
-Como dije, hasta que no estuvimos arriba del avión, creíamos que se trataba de una broma. En Wyoming trabajamos en la planificación de una vivienda experimental que bautizamos “La casa de los elementos”, con una concepción innovadora inspirada en la conexión con la naturaleza. Durante nuestra estancia, tuvimos la oportunidad de trabajar con numerosos estudios de arquitectura y figuras de gran nivel como Axel Vervoordt, uno de los diseñadores más reconocidos en Europa.
-¿Qué recordás de esa experiencia?
-A más de cinco años de ese proyecto, destacó lo que aprendí y la oportunidad única que significó trabajar con Kanye West y su equipo. Y si de aprendizajes se trata, yo voy más allá y no me quedo con esto, porque creo que siempre hay que tener los pies sobre la tierra.
–¿Aquel trabajo marcó un antes y un después en tu carrera?
–Ya pasó el tiempo, no quiero quedarme solo con eso. Como dije, creo que nos quedaron muchas cosas valiosas y disfrutamos el camino. Más allá de la figura de West, con quien he tenido algunos contactos esporádicos, cuando diseñamos siempre tenemos grandes referentes, pero nunca imaginamos que llegaríamos a conocerlos... ¡y estaban ahí! Reitero lo que fue conocer a Axel Vervoordt, quien, para nosotros, sigue siendo un gran maestro, un hombre que supo enseñarnos cómo la sensibilidad en la arquitectura puede lograr espacios verdaderamente únicos.

–¿Qué estás haciendo actualmente en Valencia?
–Estoy llevando adelante varios proyectos al mismo tiempo: algunos de interiorismo en Valencia y Barcelona, y dos casas en Mendoza. Una de ellas está en construcción y la estoy desarrollando junto a mi socia, Milagros Sifón, del estudio Sifón Arquitectura. Nunca dejé de diseñar para Mendoza y no tengo intención de hacerlo, porque me apasiona. Me encanta la posibilidad de crear, ya sea diseñando una casa desde cero o restaurando un histórico departamento en España.
–¿Qué significó la publicación de este mes de febrero de la revista Architectural Digest España y Alemania?
–Es una meta alcanzada, una gran felicidad, y me enorgullece después de tanto trabajo y sacrificio. Al fin y al cabo, merecemos lo que tanto soñamos.
–¿Cómo podés definir tu estilo?
–Trato de diseñar a partir de lo esencial, siempre teniendo en cuenta la sensibilidad en el espacio. Siempre digo que diseño con los pies en la tierra, la mente en el cielo y las manos llenas de sensibilidad. No me considero un diseñador minimalista, sino que trato de pensar en lo esencial de la vida de cada uno logrando espacios donde se pueda generar calma y tranquilidad, que muchas veces necesitamos. El minimalismo me parece algo frío.
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