Cartas de lectores: lo raro sería que no robaran

Cartas de lectores: lo raro sería que no robaran

25 Febrero 2025

Es evidente que en el capitalismo la corrupción es al sistema lo que la sombra al cuerpo y ello se proyecta en las esferas gubernamentales en su modalidad más vituperada, que se condena sin tomarse el trabajo de analizar su etiología. Aquél, en efecto, es un sistema selvático en el cual y según su formulación original -aquella pregonada por Herbert Spencer y el darwinismo social- el pez grande se come al chico y en sus formas más extremas excluye cualquier suerte de intervención estatal en defensa de los que van cayendo; así lo ha declarado, sin el menor pudor, como base de su política económica, nuestro presidente. Su sola postulación hiere profundamente el sentido moral más elemental, pero es un hecho el que, aún sin panegiristas, el fenómeno viene creciendo en forma constantemente acelerada a causa de la automatización y robotización, con lo que la ciencia terminó desviando su finalidad y enriqueciendo obscena e irracionalmente a unos cuantos en desmedro de la abismal mayoría. El ejemplo más evidente lo tenemos en la maquinaria agrícola que, en el cultivo y cosecha de la caña de azúcar y -para qué decirlo- de los granos gruesos y finos, ha tirado millones de personas a la banquina de la exclusión y la pobreza, llegando al extremo de generar los “hombres ratas” que vemos utilizando los contenedores callejeros de basura para conseguir su comida y… hacer sus necesidades, porque no tienen donde más hacerlo. Y a este fenómeno no es extraño tampoco la clase media, en particular los profesionales, porque médicos, abogados e ingenieros están siendo reemplazados por robots y lo serán en mucho mayor grado con la AI. Este espectro explica por qué cuando un funcionario asume, salvo que se trate de gente extremadamente honesta, se sienta encandilada y atraída rápidamente por oportunidades de enriquecerse ilícitamente que desfilan al alcance su mano; y bajo la percepción del fenómeno que acabo de describir comienzan a meter mano en las arcas públicas o en los contratos de obra pública, porque saben a ciencia cierta que cuando termine el mandato volverán a la jungla en situación completamente desfavorable, en particular aquellos profesionales que normalmente ocupan los cargos más destacados, plenamente conscientes de que al asumir estarán diciendo adiós a sus clientelas y fuente de sus ingresos. Luego aquello que primero se hace por necesidad paulatinamente se consuma en saqueos gigantescos a causa, esta vez, de la codicia y la tela de araña del consumismo que ametralla sin cesar con propuestas normalmente superfluas a través de los medios masivos, lo cual es también propio del sistema para la maximización de beneficios.

Clímaco de la Peña                           

climacodlp2001@gmail.com

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