Más de 70 mil bahienses enfrentan dificultades para acceder a energía básica

Una investigación realizada por el IIESS (UNS – CONICET) reveló que más de 70 mil personas en Bahía Blanca tienen dificultades para acceder a servicios energéticos esenciales. El estudio, dirigido por las doctoras María Ibañez y Silvia London, junto con la licenciada Milena Poggiese, se llevó a cabo en junio de 2024 y encuestó a 3.851 personas de 1.411 hogares, un muestreo tres veces mayor al utilizado por el INDEC en su Encuesta Permanente de Hogares. Los resultados indican que el 21,2% de la población (70.279 personas) experimenta algún tipo de vulnerabilidad energética, de los cuales 12.840 (4%) se encuentran en indigencia energética, lo que implica serias dificultades para cocinar y calefaccionarse, recurriendo a combustibles como leña, carbón o kerosene. En una situación aún más crítica, 2.329 personas (0,9%) viven en pobreza energética severa, lo que significa que enfrentan privaciones simultáneas en cocción, calefacción, agua caliente e iluminación. Según el informe, . el 80% de quienes padecen esta condición también sufren inseguridad alimentaria de moderada a severa”. El estudio categorizó la pobreza energética en tres niveles: Leve: cuando un hogar tiene dificultades con el equipamiento energético o presenta vulnerabilidad en el acceso. Moderada: cuando combina dos privaciones, como indigencia energética y pobreza en equipamiento. Severa: cuando un hogar sufre las tres carencias simultáneamente. Si bien los datos reflejan una mejora respecto a 2021, con una reducción en los casos de pobreza energética leve (de 95.202 a 70.279), moderada (de 22.234 a 18.019) y severa (de 5.338 a 2.329), los investigadores advierten que sigue existiendo una barrera en el acceso a equipamiento moderno. . El indicador con menor modificación respecto a 2021 es la pobreza en equipamiento, tanto leve como severa. Esto muestra que las familias de Bahía Blanca no han tenido la oportunidad de mejorar los recursos con los que cuentan para satisfacer sus necesidades energéticas”, señalaron las investigadoras. En este sentido, destacaron la necesidad de implementar políticas sociales que faciliten el acceso a equipamiento eficiente mediante programas como microcréditos. El estudio también evidenció que el 92% de los encuestados compra garrafas sin recibir ayuda estatal, a pesar de la existencia del Programa Hogar de ANSES y otros apoyos municipales. Durante el invierno, un hogar puede necesitar hasta tres garrafas al mes, y con el último aumento aprobado en diciembre, el precio de una unidad de 10 kg alcanzó los $10.500, lo que implica un gasto mensual de al menos $30.000 para calefacción. El informe comparó el acceso a la energía en sectores vulnerables y no vulnerables. En estos últimos, el 86,06% de los hogares utiliza gas de red, mientras que en menor medida recurren a electricidad (6,72%), leña (3,25%) y garrafas (3,24%). Un dato llamativo es que el uso de garrafas en barrios no vulnerables creció un 66% desde 2021, pasando del 1,95% al 3,24%. En contraste, el consumo de electricidad disminuyó del 10% al 6,72%. Por otro lado, en los barrios vulnerables, donde reside el 95% de los pobres energéticos, el panorama es más diverso: 62% accede al gas de red, mientras que el resto depende de garrafas (11%), leña (4,27%) y electricidad (12,5%). El estudio concluye que, si bien hubo una leve mejora en algunos indicadores, la pobreza energética sigue siendo un problema estructural en Bahía Blanca, lo que refuerza la necesidad de políticas públicas que garanticen un acceso más equitativo a los servicios energéticos. Nota original del diario La Nueva