Un intento de suicidio con medicamentos, el escaso control de sus impulsos, la violencia como forma de resolver sus problemas porque eso aprendió desde chico o representarse situaciones de la vida cotidiana de manera extrema y contradictoria (como idealizar a alguien y al día siguiente creer que es la peor persona), una de las características de la personalidad borderline. Esos y otros síntomas detectaron en la personalidad de Ariel Pérez (alias ‘Bebe’ o ‘Guascazo’, 40 años) expertos integrantes de la junta interdisciplinaria, a la que un juez les ordenó analizar distintos aspectos de la conducta del sospechoso, entre los que resaltó una consigna clave: determinar si alguno de esos problemas constituyen una enfermedad o alteración que lo lleven a ser inimputable, es decir alguien que, en todo caso, deba ser internado por su peligrosidad pero no ser enjuiciado ni condenado.

La particular misión estuvo en manos de un psiquiatra y una psicóloga del Poder Judicial y otros dos profesionales en las mismas especialidades del hospital Marcial Quiroga y el hospital mental Julieta Lanteri. Y su conclusión, luego de entrevistar al sospechoso, echó por tierra uno de los últimos intentos de los defensores Eduardo Sait y Fernando Bueno para que su cliente zafe o se beneficie con alguna atenuación, a causa de alteraciones mentales, del grave delito que le atribuyen: haber matado de 8 cuchillazos a su expareja, Yanina Pérez (44). Esta empleada municipal fue ultimada en la puerta del cementerio de Angaco (allí era encargada) hace un año, la mañana del 15 de febrero de 2024.

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‘Del proceso de evaluación interdisciplinaria, se arriba a la conclusión de que el evaluado no presenta ni signos, ni síntomas de enfermedad psiquiátrica específica, en las que se pierda el juicio de la realidad y se anule la capacidad para pensar, sentir y actuar en forma pensada y dirigida. Por lo que se destaca que el Sr. Ariel Pérez presentaría ajuste y criterio de realidad’, concluyeron los peritos en el informe que presentaron ante el fiscal coordinador de la UFI de Delitos Especiales, Francisco Micheltorena, a cargo de la investigación.

Así, el fiscal quedó a un paso de finiquitar la investigación y pedir la audiencia en la que se definirán las pruebas que se ventilarán en el juicio.

A Pérez le atribuyen el delito de homicidio doblemente agravado por el vínculo y por violencia de género. Y la única condena posible para ese gravísimo ilícito es perpetua.

Qué Pérez apela a la violencia para resolver sus problemas está probado por las tres condenas que registra hasta ahora (de 1 año cada una) por sus agresivas reacciones. Uno de esos castigos fue por amenazar, acuchillar e intentar ahorcar con sus manos a su expareja (lo castigaron en noviembre de 2018) y otro por herir de cinco puntazos a la misma mujer el 14 de enero de 2020.

‘(…) el evaluado no presenta ni signos, ni síntomas de enfermedad psiquiátrica específica’, concluyeron los peritos.

El último castigo lo recibió en noviembre pasado por amenazar de muerte con una navaja a un joven, porque no le quiso invitar cerveza. Ese episodio ocurrió tres días antes del crimen de Yanina Pérez, el 12 de febrero de 2024. La condena que le impusieron fue la que él mismo aceptó en un juicio abreviado que acordó con Fiscalía.