La Plata, convertida en la Meca de las usurpaciones de tierras

Hace pocas semanas se trató en esta columna el tema de los intentos de usurpaciones de tierras en Ignacio Correas, cuando un grupo de personas intentó instalarse ilegalmente en una extensión de campo ubicada en 146 y 704 aunque la tentativa pudo ser desarticulada hasta la fecha por los vecinos.

Tal como viene reflejando EL DIA, ahora los intentos de apropiación siguieron creciendo en la zona, al igual que el malestar vecinal y el de los dueños que son despojados de sus terrenos. Ocurre que también en City Bell, en Hernández, en El Rincón, en Arturo Seguí y en Barrio Gambier se vio propagado este fenómeno en los últimos días. Desde noviembre hasta la actualidad, por establecer un parámetro, estos fueron algunas de las locaciones donde se registraron ocupaciones ilegítimas, aunque la lista podría ser más abultada.

Pareciera que a los funcionarios responsables de mantener el orden urbanístico no les interesara el tema en absoluto. No les importa, como se dijo recientemente, la desprotección de los propietarios de inmuebles ante las usurpaciones llevadas a cabo en numerosas oportunidades, con fines comerciales. Hasta se llega al ridículo de postergar los desalojos, hasta cuando está claro que los ocupa son parte de muy pequeñas bandas con importantes complicidades.

Tanto en el caso de Correas como en los de las otras zonas mencionadas, corresponde advertir que se trata de episodios reiterados en forma sistemática, que terminaron por convertir a La Plata en una suerte de Meca provincial de las usurpaciones.

A fines del primer mes del año, vecinos de Hernández y Gonnet denunciaron que la toma de tierras en 510 entre 25 y 28, sigue creciendo. No obstante, una vecina actualizó a este diario: “La situación está igual o peor. El asentamiento creció. Los ruidos de disparos nos tienen muy alarmados y creemos que coincide con los robos. Ninguna autoridad apareció por el lugar”.

Otro caso sucedió en Arturo Seguí. En 135, entre 405 y 407, según los vecinos, “un grupo de personas, presuntos ‘beneficiarios’ de un loteo allí, provocaron un incendio al intentar limpiar los terrenos rociando nafta sobre los pastos secos”. En la zona de 141 entre 446 y el Arroyo Carnaval -que divide City Bell y Villa Elisa-, un grupo de individuos conformó un asentamiento ilegal del lado de El Rincón, barrio villaelisense. Ante eso, durante los últimos días, una nueva usurpación intenta llevarse a cabo del lado de City Bell. “Cuando la comisaría envía un patrullero al lugar, ellos se van pero después vuelven. Estos grupos hacen un trabajo de hormiga, explicó un vecino, detallando los reiterados intentos de toma.

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No se está ante situaciones que podrían considerarse excepcionales, sino de un fenómeno que forma parte, seguramente, de una estrategia de fondo tramada por organizaciones mafiosas que se dedican a robar tierras para después venderlas a precio vil y, no obstante, obtener enormes ganancias.

En una ciudad modelo fundada por visionarios, que fue reconocida y premiada en exposiciones universales por la previsión con que se ideó -en base a principios rectores del mejor urbanismo- se vino permitiendo en las últimas décadas que grupos de patoteros roben y ocupen propiedades, instalándose asentamientos precarios que carecen de todo servicio público.

Mientras tanto, los funcionarios municipales y los provinciales no reaccionan a tiempo y tampoco actúan de oficio los fiscales u otros magistrados del Poder Judicial, de modo que no son pocos los casos en los que los intrusos ganan finalmente la partida, no sin dejar de amenazar a los propietarios.

La gigantesca megatoma de Los Hornos es el ejemplo tangible más patético, además de haberse convertido en la usurpación mafiosa más grande de la Provincia. No se entiende cómo es posible que bienes que se encuentran bajo expresa tutela de la Constitución y de las leyes no cuenten con la debida custodia de las autoridades, que también debieran velar por una integral armonía urbanística.