Como dice el refrán, "una imagen vale más que mil palabras", y en este caso se aplica a la perfección. La comunidad científica admira una fotografía sin precedentes, capturada por el telescopio espacial James Webb de la NASA.
Se trata de la imagen más nítida obtenida hasta el momento de una estrella en proceso de formación. Ser testigos de un nacimiento de estas características representa un gran hallazgo para el equipo internacional de astrónomos que realizó la investigación.
El descubrimiento se dio en el marco del programa Webb GO # 2562 , que tiene como investigador principal al astrónomo F. Ménard, K. Stapelfeldt. Lograron captar una visión sin precedentes de HH30, un sistema estelar joven ubicado a 450 años luz, en la constelación de Tauro.

Realizaron una triangulación de datos con las observaciones del telescopio espacial Hubble y el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), y los resultados son prometedores.
Se centraron en los objetos Herbig-Haro, pequeñas nebulosas que se encuentran en las regiones de formación estelar y marcan los lugares donde el gas que emanan las estrellas jóvenes se calienta hasta adquirir luminiscencia por las ondas de choque.

El HH30 se posiciona como un poderoso objeto de estudio para la astronomía, que puede proporcionarles nuevos datos sobre el origen de los sistemas planetarios.
El telescopio espacial James Webb
El telescopio espacial James Webb de la NASA es el más grande y complejo que se haya construido hasta la actualidad. Puede recolectar luz que haya viajando durante 13,5 mil millones de años, casi desde el comienzo del universo.
Algunos lo consideran "una máquina del tiempo", porque permite observar incluso las primeras galaxias que se formaron después del Big Bang. Puede decodificar datos a través de las gigantescas nubes de polvo que bloquean la vista de la mayoría de los otros telescopios, y es 100 veces más poderoso que el telescopio espacial Hubble.

Su conjunto de espejos segmentados de 6,5 metros de ancho le permite buscar vapor de agua en las atmósferas de los planetas que orbitan otras estrellas, observándolos en longitudes de onda de luz en las que nunca antes se habían visto.
La comprensión del universo, un objetivo infinito
La posibilidad de comprender cómo evolucionan las galaxias en grandes espirales, como nuestra propia Vía Láctea, resulta crucial para recopilar información, y por eso la NASA describe el telescopio James Webb como "una maravilla tecnológica".
En virtud de un acuerdo de colaboración internacional, la ESA proporcionó el servicio de lanzamiento del telescopio, utilizando el vehículo Ariane 5, y se hizo responsable del desarrollo y la calificación de las adaptaciones para la misión Webb. Actualmente cada investigación funciona como una colaboración internacional entre la NASA, la ESA y la Agencia Espacial Canadiense (CSA).
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