Días de caminar por la cornisa para Roberto Ponce. Cayó preso el pasado 28 de enero por la tarde, cuando quedó en la mira porque un taxista lo siguió hasta una casa del barrio Los Andes, en Chimbas, donde -se sospecha- buscó refugiarse tras robarle unos 30.000 pesos. Ponce ya registra dos condenas menores por amenazas, lesiones y delitos contra la propiedad. Y todo indicaba que ayer admitiría en un juicio abreviado su autoría en el ataque contra el chofer de autos de alquiler. Pero a último momento desistió y entonces Fiscalía pidió que sea sometido a una rueda de personas para que la víctima confirme, o no, si es el mismo sujeto que dijo tener un arma aquel 18 de enero a eso de las 18,30, cuando le sustrajo el dinero.
Para el fiscal Juan Manuel Gálvez y la ayudante fiscal, Ximena Rodríguez (UFI de Delitos contra la Propiedad), Ponce es el sujeto que asaltó a ese chofer de la empresa ‘Oeste Remis’, porque cuando la policía llegó a la vivienda señalada, del interior sacaron a un sujeto con un buzo y una remera gris, tal como se los indicó la víctima.
Ese mismo día, quedó vinculado a otra causa por la presunta desobediencia a una orden judicial. Resultó que su expareja, la mujer que vive en la casa donde lo hallaron, lo había denunciado por violencia doméstica y entre las reglas de conducta que le impusieron, se incluía la de no molestar ni acercarse a la denunciante.
Enseguida fue llevado a un juicio en Flagrancia, donde su abogado, Mario Morán, logró imponer su teoría de que Ponce se metió a la casa de su ex porque no había sido notificado de que tenía prohibido acercársele. Además -dijo el letrado- la mujer tampoco lo denunció por quebrandar el mandado judicial.
Buena parte de la suerte procesal de Ponce dependerá ahora de que el taxista lo reconozca o no como aquel sujeto que se subió al auto de alquiler en la zona céntrica de Capital (el servicio lo había pedido una mujer). Y que al llegar al supuesto destino en el barrio Los Andes, lo amenazó desde el asiento trasero con una presunta arma (en la causa no se secuestró ninguna) para lograr sustraerle unos 30.000 pesos.
Que los pesquisas no hubieran encontrado ninguna arma, era una de las condiciones por las que el caso podría haber cerrado ayer en juicio abreviado por el delito de robo, sin el agravante del uso de un arma porque -según la Defensa- no es posible acreditar que el sospechoso hubiera usado efectivamente alguna para amedrentar y aniquilar la resistencia de su víctima.