Con la premura que le planteaban por teléfono, no tuvo tiempo de analizar en frío que quien le hablaba no era su hija sino un hombre. Y enseguida cumplió la consigna: juntar toda la plata y las joyas que tenía para entregárselas a un ‘contador’ que pasaría por su casa. Instantes después, cerca del mediodía del 30 de abril del año pasado, tiraba por la ventana una bolsa con 22.000 pesos, su alianza de oro de matrimonio sin inscripción, una esclava de oro y un par de aros de platino y diamantes. Amarga fue su sorpresa cuando esa anciana de 79 años supo que su hija nunca le había pedido tal cosa y que el supuesto contador no era más que un estafador.

Cuando los policías que trabajan en la UFI de Delitos Informáticos y Estafas se pusieron a investigar, las cámaras de seguridad revelaron enseguida que el supuesto contador era un viejo conocido: Kevin Jovan Castillo, miembro de la comunidad gitana. Y le cayeron encima, incautándole camioneta Toyota Hilux en la que se había trasladado hasta la casa de su víctima en pleno microcentro capitalino. Sin embargo, no fue posible localizar al sujeto que le había llamado a la mujer por teléfono desde Mendoza.

Tras la detención y la vinculación de Castillo como sospechoso en la investigación, su abogado defensor, Oscar Adárvez, convenció a su cliente de que lo más beneficioso para él sería reparar el perjuicio que había ocasionado.

Así, pactó con la fiscalía al mando del fiscal coordinador, Eduardo Gallastegui, que devolvería unos 80.000 pesos y 6.600 dólares de contado. Y otros 2 millones de pesos en dos cuotas.

Y como cumplió con ese acuerdo, tuvo el beneficio que esperaba, porque el último viernes la jueza de Garantías, Verónica Chicón, lo sobreseyó. Es que la reparación integral del perjuicio causado, es una de las salidas alternativas a los conflictos penales, por la cual el imputado puede quedar desvinculado por la extinción de la acción penal, es decir, porque la investigación que se inició para llevarlo a un juicio y sentenciarlo, concluye definitivamente y en su planilla prontuarial no le queda ningún antecedente de esa causa.

Esa será la consecuencia que Castillo verá reflejado en su historial delictivo con respecto a ese proceso puntual. Pero no es la primera vez que este integrante de la comunidad gitana apela a esa solución para zafar del modus operandi que más lo caracteriza a la hora de delinquir.