Hablar de Rouland David Temiño, significa para muchos memorar de inmediato un grupo descollante de poetas sanjuaninos que a comienzos de los años 60 crearon la editorial “Cielo Raso”, y llegaron a ser destacados por el diario “Clarín”, en 1967, como jóvenes del interior con mucho futuro en la poesía. Junto a él estaban Carlos Quinteros, Ilda Urbieta y Guido Yribarren, pero también llegaron a acompañarlos poetas y artistas a la sazón ya de notable reconocimiento local y nacional, desde Antonio de la Torre a Jorge Leónidas Escudero, José Campus, y más adelante, Adrián Campillay, Reyna Domínguez y Ricardo Trombino, a los que se sumaron en los últimos años Paolo Muñoz y otros jóvenes destacados de la poesía de nuestros días. Pero Temiño no es ayer, es hoy, porque sigue creando como cuando comenzó con 17 años en su Caucete natal escribiendo en diarios y revistas literarias. Este incansable escritor incursionó además de la poesía, en la novela, el cuento, el teatro y los aforismos, y va camino a una veintena de obras publicadas. Muchos recuerdan una actividad cultural, destacada entre estudiosos de la literatura, autores y lectores, como fue la impresión de 46.000 señaladores de libros con poemas de autores locales, que fueron distribuidos por personas no videntes en los transportes de pasajeros de San Juan.
Una obra prolífica
Entre las obras de Temiño publicadas están “Poema final”; “Saldo de amor”; “Poemas”, en colaboración con Ilda Urbieta, Carlos Quinteros y Guido Yribarren; “Biografía singular”; “Centurión Gramajo y otros relatos”; “40 poemas de amor y una rosa marchita sobre mi tumba”; “Las palabras y los colores de la vida”; “Pensamientos, palabras y poemas”, y de los más recientes, “Matar al presidente”; “23 días antes de morir”; “Palabras para los ciegos de corazón”; “100 poemas de amor sin destino”, y “Palabras desde el fondo de mi alma”, una conmovedora obra publicada en 2024, que ya está en las librerías y en la que reflexiona sobre el paso del tiempo, la búsqueda de paz y la aceptación de la soledad: “El día que deje de tener sueños, habré comenzado a morir. El trabajo del escritor solo tiene sentido si puede ser interpretado y comprendido por el lector”.
En varias ocasiones se analizó en la prensa la incesante obra literaria de Temiño, que nunca uso seudónimo para publicar sus poesías y relatos, y se lo llegó a calificar “de un poeta cuya temática esencial gira en torno al problema humano actual, que aborda sin rebuscamientos literarios, con la máxima simplicidad para que lo entiendan sin dificultad”. Asimismo, como soldado destacado en el servicio militar y con el grado de dragoneante, llegó a escribir piezas literarias en la revista de Infantería de Marina a comienzos de los años sesenta como por ejemplo “Plaza de Armas”. Poco después, y en el diario “Tribuna”, en 1964, se publicó por primera vez un poema de David Temiño y fue el titulado “Poema Ultimo”.
Incursión en el radioteatro
Incursionó con éxito muy joven en el radioteatro local, en obras como “Y los hijos se van”, de Juan Villalba, y bajo la dirección de Polo Molina, pero también escribió para el teatro la obra “Caramelos fuertes de menta”. Reconoce Temiño que “muchas veces el poema o el cuento nace en cuestión de segundos” y así recuerda que cuando obtuvo un primer premio de Poesía en Mendoza, el escrito laureado “se me había ocurrido un día, antes de almorzar, y lo escribí de inmediato”. Por su parte, en “Letras Argentinas Hoy”, edición 2008, se incluyeron poemas de su autoría y una muestra de sus obras fueron publicadas en “La Voz del Interior” (Córdoba), “Los Andes” (Mendoza) y DIARIO DE CUYO, así como en varias revistas literarias del resto del país y del extranjero. Obtuvo varios premios de poesía, en el ámbito provincial y nacional.
Por Luis Eduardo Meglioli
Periodista
Ex subsecretario de Cultura y Turismo de la provincia