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Asomaba la década de los noventas. Gonzalo Pieres trabajaba en el proyecto Ellerstina, junto al multimillonario patrón australiano Kerry Packer. La Dolfina aún no formaba parte de los sueños de Adolfo Cambiaso y La Natividad simplemente era el nombre de un campo en La Pampa que ni siquiera pertenecía a los Castagnola. Fernando Schweitzer, de más de 40 años entonces, se esforzaba en organizar un torneo de polo para abogados. “Todos abogados, gente grande”, recuerda. “Entonces, Santiago, uno de mis hijos, me preguntó: «Y nosotros, ¿cuándo vamos a jugar? ¿Por qué no hacés un torneo para que todos podamos jugar, no solamente ustedes?». Los chicos, como las mujeres, no existían. Hoy es otra cosa: juegan un montón, desde los 5 años ya le dan a la bocha arriba de un petiso”, comenta Schweitzer para LA NACION. “Así nació el Familias de Polo, hace unos 33 años, en el club El Establo, de Open Door. Y desde entonces se desarrolla ininterrumpidamente, salvo en el tiempo de la pandemia, como cierre de la temporada de primavera, una vez terminado el Argentino Abierto”, agrega.
En aquel tiempo, tres décadas atrás, el polo no estaba tan desarrollado. Jugaban los grandes y los jóvenes, por supuesto, y muchos chicos afrontaban su único torneo anual, el de la Copa Los Potrillos. ¿Y las mujeres? Sobraban los dedos de las manos para contarlas. Había escasa oferta, ciertamente. Y un deporte típicamente familiar, el polo, se debía un acontecimiento que incluyera a todos. Surgió, nomás. “Esta vez se realizó la versión número 31. Más o menos tiene siempre la misma cantidad de equipos. La idea es que todos los integrantes de una familia puedan intervenir. Y existe fundamentalmente para los chicos, para que se den el gusto de jugar con sus abuelos, con sus padres, con sus hermanos. Nosotros ya estamos grandes, y les pasamos la pelota a ellos. Y cuando se ponen buenones, ya dejan. A lo mejor un equipo deja de participar unos años, porque espera a un sobrino, un hijo o un nieto, y vuelve cuando el nuevo está listos para entrar a la cancha”, explica Schweitzer.
A los 76 años, Fernando sigue comprometido en la organización y disfruta hacerlo. “Por aquí han pasado muchas familias, muchos equipos. Podría denominar como fundadores a los Mitre, los Saguier, los Garciarena... Los Saravia Frías, parientes nuestros. Los Gómez Romero: jugaban el abuelo, Augusto y el nieto Tatú. Los Paz, que ganaron ahora: Carlos y Martu Paz, Nacho Rueda y Lucas Vigier. Los Lalor, con Luz. Los Condomí Alcorta, con Cristian, otro gran animador. Nosotros, los Schweitzer, con Mumi Bellande, hija del Pampa, gran jugadora, una de las primeras que se destacaron en el polo femenino y gran persona. Otro gran animador del torneo es Guillermo Terrera, que se desempeñó en su condición de abuelo junto a sus nietos. Los Dorignac también se sumaron, en varias ocasiones; Francisco, hijo de Franky, con su mujer y sus primos. Los Castagnola. Ellos lo ganaron en 2010, representando a La Natividad: Lolo, Barto y Jeta, y un Lalor. Fue muy divertido. Los chicos tenían 10 y 11 años y ya pintaban para cracks. Lolo, que tenía 10 goles, los organizaba... Jugaban un disparate”, detalla el alma mater del Torneo Familias.
El requisito indispensable para protagonizar el certamen es que los miembros del cuarteto sean familiares. “En los últimos años les dimos la alternativa de que dos familias formaran parte de un mismo equipo: dos y dos integrantes. Y si se trata de una sola familia, pueden ser tres miembros y un invitado. En ese caso, tenemos que ver cómo juega el invitado, que su nivel sea parejo con el del resto”, detalla Schweitzer. La modalidad es con handicap y se desarrollan series de tres chukkers (seis en total) en la zona en que compiten.
“Esta vez tuvimos dos grupos. Los referís son oficiales de la Asociación Argentina de Polo y la madrina del certamen es Luz Lalor. Desde hace bastante, el torneo, que dura un día, se lleva a cabo en las canchas de la Asociación, en Pilar. La Asociación y Fomento Equino son nuestros patrocinadores institucionales. Y les estamos muy agradecidos. La Asociación de Polo nos presta las canchas y nos incluye en su calendario”, cuenta Schweizer. Y especifica: “Fomento Equino es la agrupación de criadores más añeja. Se la creó en 1922, el mismo año que la Asociación de Polo. Antiguamente agrupaba a todas las razas, y después se creó la de polo”.
Fernando Schweitzer jugó muchos años por La Dolores. “Hoy, los mayores de 70, como Carlos Paz, el Negrito Alejandro Olmos y yo, más que nada acompañamos al resto. Algunos se lo toman más en serio que otros... Andamos a caballo y tratamos de que nuestros nietos se diviertan. Y en la cancha todos se llevan bárbaro y la pasan muy bien, antes y ahora. No hay gritos ni insultos. Reina un clima de diversión y armonía”, destaca el inventor del campeonato. Que se da una pátina de humildad al respecto: “Surgió en casa, en Open Door, pero no quiero mandarme la parte diciendo que es una ocurrencia mía”. El hombre siguió el consejo de uno de sus hijos y armó una competencia que incluye a todos: chicos, chicas, hombres, mujeres, veteranos... La familia completa. Para disfrutar, como se debe, de un deporte típicamente familiar.
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