En la era digital, compartir fotos e información de menores en internet es una práctica común, especialmente en redes sociales. Sin embargo, este hábito conlleva riesgos y peligros que muchas veces no son completamente comprendidos. Desde una falta de privacidad hasta la exposición a personas con malas intenciones, los padres y responsables deben ser conscientes de las consecuencias de hacer públicos ciertos detalles sobre los niños y adolescentes en plataformas digitales.

En algunos casos, estas fotos pueden ser descargadas y distribuidas por personas malintencionadas, lo que puede poner en peligro la seguridad y bienestar del menor. Además, la sobreexposición digital de un niño puede abrir la puerta a un sinfín de problemas relacionados con el ciberacoso, especialmente si se incluyen datos personales como la ubicación o la escuela.

De qué se trata y qué riesgos tiene el sharenting

Informate sobre las consecuencias de este mal hábito
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El fenómeno denominado sharenting, que surge de la combinación de las palabras "share" (compartir) y "parenting" (paternidad), hace referencia a la práctica de los padres de compartir fotos e información sobre la vida de sus hijos en redes sociales. 

Aunque muchos lo consideran una forma inofensiva de capturar recuerdos familiares, este acto implica riesgos considerables que pueden comprometer la privacidad y seguridad de los menores. 

Un estudio realizado por la empresa de seguridad en Internet AVG, en diversos países como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, España y Japón, revela que el 81% de los niños menores de dos años ya tienen una huella digital en internet. Incluso un 23% comienza su vida online con una ecografía prenatal compartida por sus padres.

Lo que antes era una práctica restringida a círculos privados, hoy se difunde sin control en plataformas abiertas al público, aumentando así los riesgos. A menudo, los padres crean la huella digital de sus hijos sin que ellos puedan opinar al respecto, mucho antes de que tengan la capacidad de gestionar su presencia online

Los expertos advierten sobre varios peligros asociados al sharenting, como el uso fraudulento de las imágenes, que pueden ser descargadas y manipuladas para crear contenidos inapropiados, o la geolocalización, que permite saber en tiempo real la ubicación de los menores. Además, los niños se ven expuestos a una pérdida de privacidad al no poder decidir si quieren o no estar presentes en internet.

Los riesgos van más allá de la simple exposición, ya que prácticas como el sharenting pueden abrir la puerta a fenómenos graves como el ciberacoso, la manipulación de imágenes con fines sexuales (como en el caso de los deepfakes) o incluso el contacto con adultos malintencionados a través del grooming. Estos peligros pueden afectar no solo la seguridad de los menores, sino también su reputación social y bienestar emocional. 

Por todo esto, es fundamental que los padres reflexionen sobre las implicaciones de compartir información y fotos de sus hijos en las redes sociales, buscando siempre proteger su privacidad y su seguridad en línea.