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      Martín Caparrós: la escritura como resistencia ante la enfermedad

      • En Antes que nada, se sumerge en su vida y reflexiona sobre su diagnóstico de ELA.
      • El autor aborda temas como la enfermedad, la vejez, la muerte y su incansable pulsión por escribir.
      • Es la obra más íntima de su carrera y un testimonio valiente sobre la vida.

      Martín Caparrós: la escritura como resistencia ante la enfermedadEl escritor Martín Caparrós en su casa de Torrelodones las afueras Madrid durante una entrevista para Clarín octubre 2024. Foto: Cézaro Luca.

      Antes de contarlo públicamente, Martín Caparrós decidió escribirlo. Pese a que, en concreto, sólo escribe el nombre completo de la enfermedad que padece –Esclerosis Lateral Amiotrófica, abreviada como ELA– una vez en las 664 páginas de Antes que nada (Random House), se trata de su libro más personal, íntimo y, quizá, de los mejores que haya escrito hasta el momento.

      Así empieza: “Me dijeron que me voy a morir. Es tonto: no debería necesitar que me lo digan. Pero una cosa es saber que te vas a morir alguna vez –empeñarte en olvidar que te vas a morir alguna vez– y otra muy otra que te digan que hay un plazo y ni siquiera es largo”.

      Sin índice, en órden cronológico, Caparrós repasa su biografía apelando a todo su oficio como escritor, narrador y cronista. En el medio se intercalan, junto con algunas fotos, capítulos titulados La enfermedad con disquisiciones sobre su propio diagnóstico pero también sobre lo que significa el estar enfermo, en sintonía con lo hecho por Susan Sontag, la vejez –se encarga de resaltar su condición de creación humana– y el paso del tiempo.

      También aclara su intención de no apuntar a la más mínima conmiseración. Lo que algunos podrían tildar de estoicismo es, a la vez, una pulsión de vida entrecruzada por una curiosidad casi propia de su vinculación con la escritura, el arte, el periodismo y su interés por los procesos sociales.

      La necesidad de saber qué hay del otro lado enlazada al deseo de escribir hasta las últimas consecuencias dan como resultado su libro más íntimo. Prueba de ello es que, en un principio, no lo pensó para ser publicado.

      Por primera vez, el ganador del Premio Herralde de Novela y del Rey de España, entre tantos otros galardones, cuenta como nunca antes su propia vida. Algo que se encargó de explicar en más de una entrevista que nunca le pareció interesante y que sus propias peripecias aquí vertidas desmienten.

      Otro aspecto formal interesante son las intromisiones poéticas, en verso libre, agregadas entre paréntesis donde comenta música que lo acompañó durante el proceso, entre otras digresiones. Además, incluye un apartado titulado Mis muertes en donde narra diversos momentos escritos en verso –una vez más, la poesía que, esta vez, se vuelve parte de los cimientos estéticos de esta obra– donde estuvo muy cerca de perder la vida: desde aquella vez que un borracho en París le tajeó la cara y le dejó de recuerdo una cicatriz que lo acompaña hasta el día de hoy hasta un momento donde le agarró un infarto manejando y tuvieron que hacerle un stent de urgencia que le salvó la vida. Este libro es, también, la historia de sus cicatrices.

      Deber ser y parecer, exilios y militancias

      “Qué pena no saber cómo se me ocurrió que quería hablar”, escribe Caparrós y comienza su derrotero por este mundo desde los comienzos de los sesenta dándole forma a un paseo por sus desmemorias, olvidos y recuerdos hechos relato. A la vez, su vida funciona como un prisma a través del cual aproximarse a la historia argentina reciente y a la segunda mitad del siglo XX.

      El escritor Martín Caparrós en su casa de Torrelodones las afueras Madrid durante una entrevista para Clarín octubre 2024. 
Foto: Cézaro Luca.El escritor Martín Caparrós en su casa de Torrelodones las afueras Madrid durante una entrevista para Clarín octubre 2024. Foto: Cézaro Luca.

      Así el lector descubre que Norma Arrostito, una de las fundadoras de Montoneros, fue su maestra del Jardín de Infantes, en épocas donde no era obligatorio ni habitual asistir. Se entiende el peso que tuvieron en su formación intelectual y moral sus padres, Antonio, psiquiatra, y Martha Rosenberg, psicoanalista y pionera en la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito en nuestro país.

      Es interesante cómo intercala su propia historia y la historia con mayúscula. Aquellos que los ingleses distinguen entre story y history. Se enumeran algunos flashes que irán aproximando a Caparrós al interés por lo social, los medios, la información. Avanza, entre su deseo de ser arqueólogo –¿tal vez ligado a su posterior derrotero como cronista viajero?– primeros cigarrillos, primeros polvos; el Colegio Nacional Buenos Aires y el ingreso a la militancia.

      Milita en las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y participa, casi de casualidad, del diario Noticias de los Montoneros. “Nunca pensé que sería periodista: sucedió”, escribe. Comparte redacción con, entre otros, Rodolfo Walsh, Juan Gelman y Francisco “Paco” Urondo. Entre tanta mística y relato, no le esquiva a la crítica al mencionar cómo intentaban hacer un diario que todos pudieran entender. Finalmente, amenazado, decide irse a París a estudiar Historia. Comienza su exilio.

      Es interesante cómo narra la génesis y el proceso de escritura de casi todos sus libros, tanto novelas como crónicas, un género que, según cuenta, comenzó a escribir en la revista Página 30 en los ochenta cuando aún no gozaba de su reconocimiento actual.

      Muchos de sus trabajos motorizaron libros, como cuando a partir de sus ganas de viajar a la India propone escribir sobre Sai Baba o como su trabajo en las Naciones Unidas deriva en El hambre. Lo mismo con su célebre trabajo La voluntad, en conjunto con Eduardo Anguita, una narración monumental de historias de vida de militancia durante los sesenta y setenta que nació a partir de la bronca que sintió al ver cómo toda esta parte de la historia era invisibilizada.

      El escritor Martín Caparrós en su casa de Torrelodones las afueras Madrid durante una entrevista para Clarín octubre 2024. 
Foto: Cézaro Luca.El escritor Martín Caparrós en su casa de Torrelodones las afueras Madrid durante una entrevista para Clarín octubre 2024. Foto: Cézaro Luca.

      Hay meditaciones, también, sobre la política y el ser argentino, parte ineludible de su identidad. Su racconto llega hasta hoy.

      Lugar común, la muerte

      Otro tópico curioso: la obsesión con la muerte. Desde aquella lectura iniciática del libro de su maestro, Tomás Eloy Martínez, Lugar común, la muerte. También, por supuesto, la obsesión por la forma. En el libro cita varios fragmentos de toda su obra que lo terminan convirtiendo, además, en una especie de antología (sí, hay varios libros en uno). Allí cita, por ejemplo, El interior, donde se ve cómo por medio de la poesía alcanzó un nuevo modo de narrar.

      Tal vez este sea su libro más micro, más íntimo y personal. Hasta revela cómo fue que empezó a dejarse su clásico bigote manillar, toda una marca registrada. Que él mismo haya tenido que develar con semejante maestría sus propios mecanismos narrativos habla de una derrota notable en la crítica literaria y cultural que todos deberíamos asumir. Hacer silencio y contemplar.


      Antes que nada, de Martín Caparrós (Random House).


      Sobre la firma

      Pablo Díaz Marenghi

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