Festival Fungi en Bariloche: «La gente empieza a entender la ventaja de los hongos como alimento y medicina»

Valentín Rosselli lleva 25 años cultivando hongos y exporta a España. Considera que hoy la fungicultura está en auge.

«No somos un pueblo muy micofílico sino más bien micofóbico«. De esta forma, se refiere el biólogo Valentín Rosselli, productor de hongos desde 1999 en General Roca, a la fungicultura.

«Llevo 25 años cultivando hongos. Hoy, tengo una empresa de exportación de hongos y un laboratorio de producción de inóculos que es como el inicio, la semilla», comentó Rosselli que, a partir del 2022, comenzó a brindar talleres sobre autocultivo.

«Hay mucha gente que necesita seguir intercambiando información, muchos productores a los que les falta empuje, un consejo», agregó. Por eso, tiempo atrás organizó un Festival Fungi en Roca que ahora se traslada este sábado a Bariloche. La cita es a partir de las 14 en la Estación Araucanía, a la altura del kilómetro 11,5 de la avenida Bustillo. El programa arranca con la apertura del sendero gastronómico y se extiende hasta las 19.30 con charlas y música.

¿Cómo llegó este especialista al mundo de los hongos? A través de su formación como biólogo -egresó en La Plata en 2000- y se especializó en micología, la rama que estudia los hongos. «Cuando estaba terminando la facultad, me topé con un cultivo de hongos. Tuve oportunidad de ver todo el proceso productivo y quedé fascinado. Hasta ahí yo sabía más que nada de los champignones«, contó. En ese momento, decidió realizar un curso y así empezaría un camino que sostiene al día de hoy.

«En esa oportunidad, me fui chocho a mi casa para pedirle a mi padre que me prestara el galpón del fondo para producir. Construí entonces un pequeño cultivo. El 2001 marcó un momento difícil, pero ya en 2003 la apuesta fue más grande y construimos un cultivo más grande con otras variedades de hongos», señaló.

Cuando Rosselli egresó de la facultad, el tema de los hongos no generaba mucho interés a diferencia de hoy que están en auge ya sea porque muchos están interesados en comer más sano o en tratarse con un tipo de medicina no tan invasiva. Los hongos medicinales generan pocos efectos adversos y de hecho, ya hay médicos abocados a esa rama.

«Es un tema prioritario -aclaró- para la parte comestible, medicinal y de biorremediación de ambientes (hay, por ejemplo, un hongo que degrada el petrólero). En los últimos años, han avanzado las investigaciones en torno a los hongos y de hecho hay dos centros grandes en Esquel y Bariloche», señaló.

Consideró que «así como la tecnología ha avanzado, la ciencia ha abierto el panorama y ha puesto el ojo en cosas que puede servirnos para mejorar la calidad de vida y nuestra salud».

Apertura hacia mercados europeos

Rosselli consideró que el argentino no está muy habituado a consumir hongos y, puso como ejemplo países de Europa o China que «venden 110 variedades de hongos silvestres; mientras que en Argentina solo hay entre 6 y 10 variedades que se conocen».

Tiempo atrás, decidió viajar a Europa a fin de buscar posibles compradores. Finalmente, logró exportar a partir de 2005 hasta el 2010, cuando debió interrumpir la cadena de venta por el cepo. «Siempre quedamos en contacto y hoy seguimos exportando hongos silvestres comestibles a España, básicamente (Madrid y Barcelona, desde donde se redistribuyen)», comentó.

Envía 500 kilos por semana «en contra estación», es decir otoño e invierno». Sin embargo, reconoció que hoy Argentina resulta «cara para exportar».

El biólogo advirtió que los hongos tienen «una gran ventaja como alimento y medicina ya que cuenta con un buen nivel proteico y vitamínico«.

Comentó que, en estos años, se ha encontrado con mucha gente a quien, «aunque les digas que el hongo los puede curar, no lo consumirán. Está la idea de que los hongos son tóxicos o venenosos. Se ha instaurado esa dicotomía. Es cierto que algunos son venenosos, pero se los puede reconocer».

En relación a la cuestión medicinal, agregó el especialista, «el desarrollo excede lo que se produce«. En su caso, produce reishi, muy valorado por la medicina oriental para tratar dolencias hepáticas, renales y del sistema circulatorio. Además genera antioxidantes: «Al trabajar sobre la inhibición de los radicales libres, alarga la vida de las células. Es el hongo de la eterna juventud».

Por otro lado, Rosselli produce shiitake, considerado un antitumoral poderoso. «En China y Japón, se usa en muchos tratamientos de cáncer de colon o del intestino grueso», acotó.


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