El miércoles, alrededor de las 11.30 de la mañana, un ataque armado sacudió a los pasajeros de un colectivo de la línea 174, que circulaba por San Justo. El vehículo, conducido por Cristian Paz, se vio atrapado en medio de un robo y terminó siendo blanco de un tiroteo. En el centro de la tragedia se encontraba Hilda Tello, una madre de 42 años que viajaba con sus dos hijas y su amiga Tamara.
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El miércoles, alrededor de las 11.30 de la mañana, un ataque armado sacudió a los pasajeros de un colectivo de la línea 174, que circulaba por San Justo. El vehículo, conducido por Cristian Paz, se vio atrapado en medio de un robo y terminó siendo blanco de un tiroteo. En el centro de la tragedia se encontraba Hilda Tello, una madre de 42 años que viajaba con sus dos hijas y su amiga Tamara.
Todo comenzó cuando un hombre que lavaba su auto en la vereda fue sorprendido por un grupo de delincuentes que se desplazaban en motos. Según los testimonios, los ladrones intentaron robarle, y el chofer del colectivo, al percatarse de la situación, reaccionó rápidamente maniobrando el vehículo cerca de ellos, con la intención de evitar el robo. Sin embargo, los delincuentes, al verse interrumpidos, no dudaron en abrir fuego contra el colectivo.
“Se escucharon los disparos y todos nos tiramos al piso. Fue un momento muy confuso. No podía entender lo que estaba pasando, era todo muy rápido”, contó Tamara, una pasajera que viajaba en la parte trasera del colectivo. En medio del caos, una de las hijas de Hilda, de apenas 6 años, gritaba desesperada: “¡Mamá, mamá, despertate!”.
Tamara relató el horror del momento: “Yo estaba justo al lado de la chica en ese instante. No me puedo reponer. Salís de tu casa y no sabés si volvés”. La mujer recordó cómo, tras escuchar los disparos, todos los pasajeros se tiraron al piso, buscando protegerse, mientras el conductor intentaba mantener el control de la situación.
“Fue todo tan rápido. Se escucharon los estallidos de vidrios y los disparos. Nos tiramos al piso y, cuando me di vuelta, vi a Hilda desvanecida, con la cabeza sobre el asiento. La bala le había entrado por el tórax”, relató Tamara, visiblemente conmovida por la escena.
La niña, mientras intentaba hacer reaccionar a su madre, no sabía que la situación era irreversible. Según las versiones de los testigos, Hilda fue alcanzada por al menos un disparo que la dejó sin vida casi al instante. Sin embargo, Tamara y otros pasajeros intentaron mantener la calma y pidieron ayuda lo antes posible.
La reacción del chofer
El chofer del colectivo, Cristian Paz, reaccionó rápidamente. "El chofer actuó de manera muy humana, sin mostrar signos de shock. En cuanto nos dimos cuenta de que había una herida de bala, arrancó el colectivo y nos llevó a la clínica más cercana", dijo Tamara. El conductor fue el primero en bajar del colectivo y pedir una camilla para que la mujer pudiera ser atendida. A pesar de los esfuerzos, los médicos confirmaron que Hilda ya no presentaba signos vitales.
“Lo que más me impactó fue la rapidez con la que reaccionó el chofer, no era fácil mantenerse tranquilo en medio de algo así. Me sorprendió mucho, pero actuó como una persona normal, no como un héroe”, destacó Tamara, quien también compartió un mensaje de apoyo a Paz en sus redes sociales.
Inseguridad y miedo constante
La tragedia no solo dejó a los pasajeros en shock, sino que también reavivó las preocupaciones sobre la creciente inseguridad en la zona. Tamara, quien vive en un barrio cercano, lamentó la situación de violencia que sufren a diario. “No es la primera vez que presencio un crimen. En mi barrio hay mucha inseguridad. Uno vive con miedo constante. A las siete u ocho de la noche, ya no se puede salir. Es un riesgo”, expresó.
La inseguridad en San Justo y otras zonas del Conurbano bonaerense se intensificó en los últimos meses, lo que generó preocupación entre los vecinos, quienes denuncian que la violencia afecta no solo a los que viven en la zona, sino a cualquier persona que se cruce en el camino de los delincuentes.
“Vivimos con miedo, es una realidad que nos afecta todos los días. Nunca sabemos lo que puede pasar cuando salimos de casa, y las autoridades no parecen hacer nada para cambiarlo”, señaló Tamara, visiblemente afectada por el crimen de su amiga.
El asesinato de Hilda Tello es un triste recordatorio de la inseguridad que azota a la región y de la fragilidad de la vida en un contexto de creciente violencia. Los familiares de la víctima, aún en shock, esperan que se haga justicia.