A mediados de los ‘90, la empresa japonesa de videojuegos Sega creó a un veloz erizo azul llamado Sonic para alcanzar al siempre superior Super Mario de la consola Nintendo. El pinchudo mamífero espacial sigue corriendo desde atrás al bigotón plomero también en el cine, pero Sonic por fin consigue pisar el acelerador en serio y acercarse un poco en esta tercera película de la saga.
La fallida primera buddy-movie con tono familiar de Sonic mejoró apenas en una secuela con un exceso de referencias pop en el esfuerzo por frustrar los planes del maléfico Doctor Ivo Eggman Robotnik, siempre interpretado por Jim Carrey. El gran acierto de Sonic 3, la película está en haber conseguido el dinero suficiente, según declaró el propio actor, para sacarlo del breve retiro que había anunciado hace un par de años.
Jim Carrey recién consigue en este tercer filme un compañero en pantalla que esté a su altura: él mismo. El actor interpreta, además de Eggman, a su propio abuelo, el profesor Gerald Robotnik, un villano todavía más brillante que su nieto y con mayor capacidad para el mal. Como si fuera una ecuación sencilla para este par de científicos, Carrey duplica su desenfado al desdoblarse y potencia así los múltiples gags de la película.
El juego de los dobles es una cuestión matemática presente ya desde el comienzo del filme, con un erizo llamado Shadow idéntico a Sonic, pero más oscuro: por un lado tiñe de negro y rojo el característico pelaje azul y, por el otro, transforma en emo, con la precisa voz monocorde de Keanu Reeves, la lúdica personalidad de su doble.
La premisa de la película es sencilla: el poderoso Shadow escapa de una base militar jurando destruir al planeta por una venganza y Sonic, para detenerlo, necesita recurrir a la ayuda de los amigos de su pandilla, Knuckles y Tails, e incluso a su archienemigo Eggman, que comenzará a titubear apenas su abuelo irrumpa en escena.
Más allá de las duplicaciones, otras operaciones aritméticas mejoran Sonic 3 cuando la película les resta presencia a los padres adoptivos del erizo, Tom y Maddie Wachowski, e incluso, como si además se dividan a la mitad sus minutos en pantalla, los transforma en la pareja de agentes Rachel y Randall, los tíos del protagonista, en una curiosa cita a Misión: Imposible. La única presencia humana que tiene permitido agigantarse aquí es la de Jim Carrey.
El gran problema que enfrenta el director Jeff Fowler, quien ya tuvo a su cargo las dos primeras entregas, está en el peso dramático y la extensión que le otorga a numerosos flashbacks que fuerzan arcos narrativos y personalidades de los protagonistas. El tono solemne de un pasado cruento, que sirva para justificar la posibilidad de una redención futura, se repite y atraviesa a todos los personajes principales. La película además consigue tocar, con diversa profundidad y puntería dispar, temas poco habituales en el cine infantil como las distintas formas de transitar un duelo, la construcción de la identidad y el cuestionamiento del determinismo.
Sonic 3, la película logró poner al erizo a correr en sentido correcto para alcanzar a Super Mario. Habrá que esperar para saber si Fowler consigue arreglárselas en la cuarta entrega sin el factor Carrey, tal vez ya retirado de la actividad, y la prometida presencia de Metal Sonic, una de las más siniestras creaciones del Doctor Eggman, es suficiente para reemplazarlo en el rol de carismático villano.
Comedia. Estados Unidos, 2024. Título original: “Sonic the Hedgehog 3”. 110’. ATP. De: Jeff Fowler. Con: Jim Carrey, Ben Schwartz, Keanu Reeves, Idris Elba. Salas: Hoyts Abasto, Cinépolis Recoleta, Multiplex Belgrano, Cinemark Palermo.
Sonic y sus amigos tienen que pelear no con uno, sino con dos villanos. Foto UIP
Shadow, otro nuevo personaje, con la voz de Keanu Reeves.
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