Cartas de lectores: pruebas aprender

Cartas de lectores: pruebas aprender

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17 Diciembre 2024

A mi madre, como buena hija y nieta de españoles, le gustaba educar con refranes. Solía repetir hasta el cansancio, cuando niños, la frase: “agarren los libros, que los libros no muerden”. Jorge Luis Borges acerca del libro dijo alguna vez: “de los diversos instrumentos del hombre el más asombroso es, sin dudas, el libro. Los demás, como el microscopio o el telescopio, son extensiones de su cuerpo. El libro es una extensión de la memoria, de la imaginación”. Pues bien, dicho esto, traeremos a colación que, en estos días, se conocieron las conclusiones de la organización “Fundación Argentina por la Educación” acerca de los resultados de las Pruebas Aprender. Estas se vienen haciendo en Argentina desde el año 2016 y son pruebas que sirven para evaluar la evolución del aprendizaje en primaria y secundaria en Matemática y Lenguas. Lamentablemente el análisis de la Fundación fue que: hoy casi 6 de cada 10 alumnos muestran bajo desempeño en Matemáticas y en Lenguas sucede otro tanto con la falta de comprensión de texto a la cabeza. Resultados paupérrimos y desalentadores. En mayo del año que viene conoceremos que pasó con el desempeño de los alumnos en las pruebas aprender del 2024 y que se tomaron en noviembre. Yo me pregunto ahora: ¿esperamos sinceramente que por arte de magia las mismas nos den mejores números? Los malos resultados se vienen repitiendo año tras año y desgraciadamente no se corrige el rumbo más allá de la mera enunciación publica de la preocupación por la educación. En 1997 Argentina ocupaba el segundo lugar en evaluaciones regionales detrás de Cuba y arriba de Chile y hoy descendimos al lugar 16 debajo de El Salvador. ¡Repetto, Linskens y Fesquet!: quién de mi época no recuerda los nombres de las autoras de ese magnífico y famoso libro de Matemáticas. En él debíamos estudiar en el secundario, “el de las tres señoritas”: infaltable. Con la ayuda de un buen maestro (en nuestro caso el ingeniero Mateo de Angelis del CSC) aprendíamos aritmética, geometría y algebra con y sin mayores dificultades. Lo mismo ocurría con Literatura y Lenguas, sentándonos a leer, a resumir, a abstraer la idea principal y a comprender el texto que se leía. Así se generaba con ello el hábito de la lectura, y que se buscaba tener, tan necesario para la carrera universitaria que se elegía. De ninguna manera se puede aceptar que nuestros hijos o nietos salgan hoy del bachillerato sin nociones básicas de Matemáticas y sin entender lo que se lee. Nos genera tristeza, indignación, bronca y honda preocupación. Algo no se está haciendo bien. La sociedad entera debiera de reclamarlo, pero más los organismos a cargo como el Ministerio, los estamentos superiores, los políticos, los docentes, padres y alumnado que urgente deben tener la valentía de hacer una real autocrítica. Y sino volver a las fuentes. Porque si el interés esta solo cifrado en regalar notebooks, en la no repitencia, en nivelar hacia abajo o en que el docente llene planillas y planillas seguro que así no se solucionara la problemática y equivocaremos el rumbo. Permítaseme citar esas sabias palabras que el filósofo español Ortega y Gasset pronunciara hace muchos años y que resuenan hoy con actualidad: “¡Argentinos a las cosas!”. ¡Pues bien, docentes y estudiantes a sentarse y a leer, a estudiar, a priorizar la cultura y la educación, pero sobre todo a leer!: muchos libros, muchos y buenos libros, instructivos y bien redactados que sin dudas ese es el camino y no la demagogia, la cháchara, o el autoengaño ya que los resultados están a la vista. Solo así se escribirá un libro titulado: “El milagro educativo argentino” (y no otro que trate que la tragedia educativa continúa).

Juan L. Marcotullio
marcotulliojuan@gmail.com

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