La asociación civil Cuenca Río Paraná, que logró un amparo judicial para la construcción de una planta depuradora en Rosario, presentó una apelación a ese fallo con el objetivo de agregarle una fecha concreta a la obra. 

Si bien celebraron los alcances del fallo de la jueza Sylvia Aramberri, el abogado de la organización ambiental Fabián Maggi afirmó a Rosario3 que se presentaron ante la Cámara de Apelaciones para tener un plazo exigible a la obra pendiente.

“Lo que no tiene el amparo es un plazo y es muy importante porque se trata de la ejecución de las obras o del final de obra. Por eso, hemos presentado una apelación para pedir a la Cámara que establezca una fecha límite. Nosotros pretendemos que sea para 2030”, señaló.

Maggi explicó que “este tipo de soluciones ambientales tienen que buscarse gradualmente, no se puede pedir que sea de un día para el otro, pero a su vez debe ser exigible y cumplirse".

El año no es casual: coincide con los objetivos de la Agenda 2030 para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que la propia jueza cita en el fallo. El punto 6 es sobre “Agua limpia y saneamiento” y los estados que son parte, Argentina entre ellos, deben sanear el 60% de sus vuelcos, por etapas.

“Creemos que es un plazo acorde a la legislación vigente y a la magnitud de la obras. Pedimos que cada seis meses se informen los avances de la ejecución”, agregó el abogado.

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El amparo otorgado por Aramberri ordena la realización de obras concretas sobre los efluentes que llegan al Paraná desde el Emisario Sur, por la actual concesionaria del servicio, Aguas Santafesinas (Assa). Extiende la responsabilidad de tratar esos líquidos al Enress y los órganos competentes de la Provincia y la Nación.

Daño ambiental y a la salud

 

Maggi aseguró que “el vuelco de efluentes cloacales con una carga orgánica muy alta, por encima de lo permitido por la ley, generan procesos de eutrofización en las aguas: eso quita el oxígeno y afecta gravemente a la fauna”.

Además, son procesos infecciosos con sustancias que llevan bacterias y pueden afectar la salud de los peces y de las personas.

El representante de la ONG Cuenca Río Paraná señaló que “en el caso de Assa, el sistema permite el vuelco de efluentes industriales, asimilables con los domiciliarios pero industriales al fin, lo que implica un riesgo adicional”.

“De hecho –continuó–, eso ha generado que en muchas muestras tomadas aparezcan metales pesados, como el cromo, el zinc o el mercurio, que son altamente tóxicos y muy dañinos".

La ausencia de tratamiento de efluentes cloacales por parte de Aguas Santafesinas en Rosario se arrastra hace décadas y la gravedad se acentúa a medida que la ciencia prueba nuevas complicaciones.

“Está en el expediente la existencia de los contaminantes emergentes, que son nuevos aspectos que se van descubriendo como un problema ambiental o de salud”, dijo Maggi y argumentó: “Hace casi una década se trabaja con la contaminación por fármacos, tanto de uso para la salud humana como veterinario. Se ha detectado la presencia de ibuprofeno, anticonceptivos, diclofenac, entre otros”.

No se trata solo de la presencia de fármacos en el agua. Estudios realizados por universidades locales registraron, por ejemplo, “ibuprofeno en el tejido muscular del pejerrey o el sábalo”. 

“Son sustancias que llegan al agua a través de los efluentes cloacales, porque las personas los ingieren y son excretados. Así integran los residuos cloacales”, dijo sobre las múltiples fuentes de contaminación que podría solucionar una planta depuradora.