La necesidad de contar con jóvenes aptos para la exigencia universitaria

El ciclo lectivo 2024 de la escuela secundaria en nuestro país volvió a exhibir las mismas falencias que muestra en las últimas décadas. Dificultades para la comprensión de textos que provienen de la escuela primaria y desconocimiento de materias básicas como Matemática y Lengua forman parte de un preocupante déficit educativo.

Se trata de una realidad negativa, que se traduce en la incapacidad de muchos jóvenes para enfrentar los desafíos de una carrera universitaria, en la falta de una debida orientación vocacional y, cuando ya cursan alguna facultad, en un alto nivel de deserciones tempranas de los estudios, planteándose así para nuestro país la necesidad de mejorar la calidad global del sistema educativo.

En consonancia con ese panorama, un prestigioso investigador y ex presidente de la Universidad Nacional de La Plata expuso, en entrevista con por EL DIA, referencias elocuentes sobre la falta de preparación de muchos jóvenes para enfrentar las exigencias de la vida universitaria.

Entre muchos otros de los temas tratados, también se refirió a los problemas que afectan a la educación en el país, a la revalorización de la Universidad platense como centro de investigación y a la necesidad de que la casa de altos estudios transparente sus actos de naturaleza presupuestaria.

“Los muchachos llegan a la Universidad y parecería que las matemáticas los repelen. Los problemas en la formación en esas ciencias generan que los jóvenes eviten las carreras en que su uso es intensivo. Ese es uno de los aspectos críticos de la enseñanza secundaria, que repercute en cómo se eligen las carreras o en los fracasos de los que se inscriben sabiendo apenas sumar”, dijo.

El investigador añadió que “es espantoso que después de 12 años de estudiar en escuelas o colegios estatales, no estén en condiciones de poder ingresar a los institutos de educación superior”.

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Se conoce que desde hace varios años la Universidad platense debió movilizarse y poner en funcionamiento cursos y mecanismos compensadores, que sirvieran para achicar la brecha existente y cada vez más amplia entre los conocimientos adquiridos por los estudiantes que cursaron el nivel secundario y los que se exigen en las distintas facultades de la casa de altos estudios.

Se ha señalado en esta columna, en reiteradas oportunidades, acerca de que las deficiencias del sistema educativo -imposibles de imaginar hace varias décadas, cuando la Argentina figuraba entre los países de vanguardia en materia de instrucción pública- reclaman de los distintos organismos con incumbencia la toma perentoria de medidas destinadas a revertir un panorama tan preocupante.

Lo que está claro es que debe iniciarse ya, sin más dilaciones, un proceso de recuperación del sistema con la premisa básica de volver a alcanzar los niveles de calidad que tuvo la educación pública en la Argentina.