Walter Gustavo Palavecino es el ingeniero que fue condenado días atrás por cinco estafas. Fuentes afirman que no es la primera vez que aparece en maniobras de este tipo. Esta vez, ofrecía para construir casas prefabricadas, pedía un adelanto del 50 por ciento y dejaba las obras sin terminar.
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Walter Gustavo Palavecino es el ingeniero que fue condenado días atrás por cinco estafas. Fuentes afirman que no es la primera vez que aparece en maniobras de este tipo. Esta vez, ofrecía para construir casas prefabricadas, pedía un adelanto del 50 por ciento y dejaba las obras sin terminar.
La jueza María Victoria Montoya Quiroga, vocal de la Sala II del Tribunal de Juicio, condenó a Palavecino a tres años de prisión condicional mediante un juicio abreviado. Además, le ordenó resarcir económicamente a las víctimas con un total de 72 millones de pesos, pagaderos en doce cuotas de seis millones. También se le prohibió acercarse a las personas afectadas y se le impusieron reglas de conducta estrictas durante tres años. Durante el juicio, Palavecino aceptó los cargos, admitió su responsabilidad en los hechos y renunció a apelar el fallo.
Decenas de denuncias
El constructor tiene en su haber al menos cuarenta denuncias por estafa en la construcción de viviendas, utilizando diversas razones sociales para tal fin, según se publicó en octubre de este año. Walter Gustavo Palavecino es dueño de El Hornero, una constructora que truncó con estafas los sueños de la casa propia de los damnificados.
En el reciente fallo, la justicia puso el foco en cinco casos.
El primer caso es el de una mujer contrató una vivienda para el terreno de su madre. Tras firmar contrato y pagar el 50% del costo inicial, Palavecino entregó materiales básicos como puertas y clavos, pero no inició la obra. Cuando la damnificada lo contactó, él le sugirió buscar otra empresa.
En Cerrillos, un hombre contrató a Palavecino para construir un local comercial. Entregó el 50% del valor total, pero el acusado no cumplió con los plazos y continuó exigiendo dinero sin avanzar en la obra.
Otra víctima lo contactó por teléfono y visitó una supuesta obra anterior en Cerrillos como referencia. Tras pagar en efectivo y con cheques para una casa prefabricada, el proyecto quedó inconcluso y los plazos incumplidos.
En San Carlos, un damnificado contrató la construcción de una vivienda, entregando un adelanto del 50% y acordando pagos en cuotas. El trabajo nunca avanzó más allá de las primeras etapas.
Una mujer firmó un contrato para una ampliación en seco en su domicilio. Los obreros enviados trabajaron durante ocho días y luego abandonaron la obra, dejándola a medio terminar.
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