La determinación de Sáenz de intervenir otro municipio en la provincia, no necesariamente implica un costo político. Más bien muestra una firme posición de poner distancia frente a casos de corrupción en las comunas, sobre todo en el norte fronterizo, donde la actividad delictiva tiene el trasfondo permanente del crimen organizado, la mafia y el narcotráfico.
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La determinación de Sáenz de intervenir otro municipio en la provincia, no necesariamente implica un costo político. Más bien muestra una firme posición de poner distancia frente a casos de corrupción en las comunas, sobre todo en el norte fronterizo, donde la actividad delictiva tiene el trasfondo permanente del crimen organizado, la mafia y el narcotráfico.
Más allá de esto, es necesario un cambio en la lógica política de los municipios más alejados del territorio salteño. La última reforma de la Constitución provincial es una oportunidad para ello, ya que no solo limita la reelección de los intendentes, sino también prohíbe que sean sucedidos por los parientes en primer grado.
El caso de Atta Gerala, un jefe comunal que está al frente de Morillo desde la época de la dictadura, es paradigmático. Gerala es el símbolo de los jefes comunales que, por permanencia, se perciben dueños de cada distrito. Esto es algo que en las comunas más alejadas se naturaliza a lo largo de los años, a tal punto que muchos intendentes terminan creyendo que son propietarios y que pueden disponer de todo, incluso de los bienes del municipio, de la provincia y también -como en este caso- del Estado nacional.
Hay gente en estas comunas que nació y murió viendo al mismo intendente. Otros pobladores los identifican como algo permanente y sin mayores planteos, los aceptan naturalmente como una continuidad en la vida de lo pueblos.
En esos lugares también ocurre otro fenómeno: no hay adversarios en términos partidarios; no hay oposición porque simplemente no existe.
Es allí donde la política debe trabajar en nombre de la democracia. Muchas cosas deben cambiar en esos pueblos donde la gente tendrá que hacer un gran esfuerzo para construir ciudadanía, promoviendo a vecinos idóneos que se animen a presentarse y hacerse cargo de sus comunas.
Para el caso de Morillo, se sabe que ya no se podrá convocar a elecciones a intendente para los próximos comicios provinciales de mayo. La ley establece que para la convocatoria a mayo había una fecha de vencimiento que operó el 4 de noviembre pasado. Esta es una limitación de carácter jurídico y se habla de que podría convocarse a una elección para el mes siguiente.
Es necesario alentar el recambio y la oxigenación en Morillo. Este es un verdadero desafío democrático.