En la Sala 5 del Tribunal de Juicio de Salta, presidido por la jueza Mónica Faber, finaliza la primera semana de un juicio que ha captado la atención de la sociedad local. Cuatro jóvenes enfrentan cargos relacionados con un episodio de abuso sexual denunciado en enero de 2018 en la localidad de Cafayate Según la acusación formulada por la fiscal Luján Sodero, dos de los imputados enfrentan cargos de abuso sexual simple agravado por la cantidad de personas involucradas y la presencia de menores de dieciocho años. Los otros dos jóvenes han sido acusados de abuso sexual simple agravado únicamente por el número de partícipes. Un quinto acusado, cuya intervención en los hechos fue demostrada, resultó inimputable por tener quince años de edad en ese momento.
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En la Sala 5 del Tribunal de Juicio de Salta, presidido por la jueza Mónica Faber, finaliza la primera semana de un juicio que ha captado la atención de la sociedad local. Cuatro jóvenes enfrentan cargos relacionados con un episodio de abuso sexual denunciado en enero de 2018 en la localidad de Cafayate Según la acusación formulada por la fiscal Luján Sodero, dos de los imputados enfrentan cargos de abuso sexual simple agravado por la cantidad de personas involucradas y la presencia de menores de dieciocho años. Los otros dos jóvenes han sido acusados de abuso sexual simple agravado únicamente por el número de partícipes. Un quinto acusado, cuya intervención en los hechos fue demostrada, resultó inimputable por tener quince años de edad en ese momento.
Los hechos
De acuerdo con el relato de la víctima, el hecho ocurrió durante una visita a Cafayate junto a ex compañeros de secundaria. Allí, quedó de encontrarse en un hostal con un joven con el que a su decir, se gustaban. Tras mantener intimidad, éste se retiró, dejando a la denunciante sola en la habitación. Sin embargo, minutos después, otro ex compañero ingresó a la habitación, y la puerta fue cerrada con llave desde afuera, dejándolos encerrados. Según su testimonio, en ese momento varios jóvenes comenzaron a hostigarla desde fuera, golpeando la puerta y haciendo comentarios intimidantes, mientras el denunciado intentaba forzar el contacto físico con ella. "Empezaron a decir que ‘donde entran dos, entran tres’ y que iban a entrar después de cinco minutos”, declaró, detallando cómo la situación se volvió cada vez más amenazante y angustiante.
En tanto el denunciado según el relato, la intentaba besar pero ella lo rechazó y fue entonces cuando la empujó a la cama y la sometió a tocamientos pese a su resistencia. La llevó al baño arrastrandola cuando escuchó que tenía cinco minutos pretendiéndo que le realice sexo oral. Luego la sentó en la cama mientras él seguía teniendo los pantalones abajo. En eso, abrieron la habitación y tomó asustada sus cosas y escapó con mucho temor, escuchando cómo se reían.
La víctima relató que, luego del episodio, se recriminaba por no haber podido defenderse con mayor fuerza, golpeando a su agresor. Sin embargo, explicó que en ese momento su mente se debatía entre intentar defenderse de quien la estaba forzando con un predominio físico importante, al ser jugador de rugby, y el temor de que los que estaban afuera ingresaran y le causaran daño. La joven tras huir del lugar, solo pudo contarle a una amiga lo sucedido, pero sin detalles.
Presión en redes sociales y el impacto psicológico
La denunciante relató cómo después del incidente los jóvenes comenzaron a hacer publicaciones en redes sociales desde un perfil de grupo llamado "La Banda del Pepo". En estas publicaciones la etiquetaban en comentarios humillantes y afirmaban, entre risas, que el acusado había tenido sexo con ella en Cafayate. A raíz de esto, la denunciante decidió buscar apoyo psicológico, en un esfuerzo por superar el acoso continuo.
"Me sentía culpable por haber ido sola al hostal y tenía mucha vergüenza", explicó, destacando que fue su familia, quien la alentó a presentar la denuncia. Luego de culparse por lo ocurrido, cuando salió a la luz el caso de Telma Fardini y el “No, es no”, tomó valor para hablar con sus padres y llevar el caso a la justicia.
El informe psicológico presentado en el juicio describe a la víctima como alguien que muestra signos de angustia y sufrimiento emocional ligados al incidente, expresando su necesidad de justicia. Además, una amiga de la denunciante testificó sobre el estado emocional en el que esta llegó tras el incidente, corroborando el impacto que el suceso y el acoso posterior en redes sociales tuvieron sobre ella.
No es un juego de adolescentes
La investigación sobre el hecho además de testimonios, incluye como pruebas capturas de pantalla de las publicaciones en redes sociales realizadas por "La Banda del Pepo" y mensajes de burla enviados a la denunciante por los acusados y sus amigos.
Como contraparte, la defensa ha presentado principalmente como testigos a amigos de los imputados, lo cual podría afectar la credibilidad de sus declaraciones. Incluso el joven que en ese entonces era menor de edad y fue declarado inimputable regresó desde otra provincia, donde actualmente estudia, para testificar en apoyo a la defensa. En su declaración, ofreció una versión cuestionable y poco creíble: admitió que estuvo con la víctima y que le entregó la llave de la habitación a otro de los acusados, argumentando que pensó que ella también deseaba estar con su amigo.
El juicio continúa en la Sala 5 del Tribunal de Juicio, donde este caso ha puesto en relieve la necesidad de una intervención judicial firme.Los abusos grupales de esta naturaleza no pueden ser tratados como simples juegos entre adolescentes. La cosificación y el descrédito, tanto en redes sociales como en el propio juicio, exponen el riesgo de una impunidad que parece perpetuarse entre jóvenes con privilegios y poca conciencia. Este caso se vuelve emblemático, la justicia enfrenta aquí una oportunidad crucial: demostrar que estos delitos no quedarán impunes y que la sociedad no tolerará que los derechos de las víctimas sean pisoteados bajo la excusa de la juventud o el contexto social de los acusados.