Brasil no sale de la conmoción después de que un empresario fuera asesinado frente al aeropuerto internacional de Guarulhos, en San Pablo. Antônio Vinícius Gritzbach, de 38 años, era un testigo arrepentido de la mafia que había declarado contra Primeiro Comando da Capital (PCC), la organización criminal más temida del país.
Las cámaras de seguridad del lugar registraron el momento exacto en que los atacantes dispararon, en medio de una zona concurrida por pasajeros. En pocos segundos, Gritzbach recibió al menos 27 disparos.
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El empresario paulista tenía una trayectoria que lo había convertido en una figura destacada en el mundo de los negocios. Con inversiones en bienes raíces, criptomonedas y el sector de los combustibles, había acumulado una suma millonaria.
Sin embargo, su vida cambió radicalmente cuando el Primeiro Comando da Capital (PCC), la mayor organización criminal de América Latina, lo señaló por la pérdida de 100 millones de reales que le habían confiado para operaciones de blanqueo. Gritzbach no solo perdió el dinero, sino que se convirtió en informante de la Policía, y empezó a declarar sobre las operaciones.
Quién era el empresario brasileño que fue asesinado en un aeropuerto de San Pablo
Antes del crimen, la víctima vivía en un exclusivo departamento en San Pablo, valorado en 12 millones de reales y con seguridad privada las 24 horas. Su riqueza no pasaba desapercibida: era propietario de SP Investimentos e Empreendimentos, una empresa de bienes raíces con un capital registrado de 4 millones de reales. También era el dueño de 14 inmuebles en Brasil, un barco y un avión, valorados en 2,5 millones de reales.
El medio brasileño, O Globo, informó que Gritzbach empezó a trabajar a los 15 años y se recibió en la carrera de Administración e Ingeniería Civil. Su primer gran salto en el mundo laboral fue en la constructora Porte Engenharia, donde escaló posiciones y llegó a ser director comercial. Allí, tuvo un rol destacado en el desarrollo de proyectos importantes, como el edificio Platina 220, el más alto de San Pablo.
Al menos seis años después, Gritzbach fundó sus propias empresas, dedicadas principalmente a bienes raíces y más tarde a combustibles. Pero su imperio económico se fortaleció cuando incursionó en las inversiones con criptomonedas, momento en el cual comenzó su relación con el PCC.
Los investigadores indicaron que Gritzbach fue contactado por la organización criminal para ayudar a blanquear 100 millones de reales a través de criptomonedas. Sin embargo, cuando el dinero se desvaneció, la situación se tornó peligrosa, ya que el empresario decidió colaborar con la Justicia.
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De esta manera, la víctima comenzó a revelar información que terminó desmantelando las operaciones del PCC en su estructura interna. Esto lo llevó a ser incluido en un programa de protección como testigo arrepentido.
Pese a su colaboración con las autoridades y la seguridad que lo acompañaba, fue asesinado brutalmente. Gritzbach recibió 27 tiros en el aeropuerto de San Pablo, a plena luz del día y con decenas de testigos a la vista. El ataque fue realizado por sicarios que descendieron de un auto y lo acribillaron sin piedad.
