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Opinión |PUNTOS DE VISTA

La decadencia educativa incluye a las Universidades

RAÚL A. PESSACQ (*) - PABLO O. LUCHESSI (**)

4 de Noviembre de 2024 | 04:14
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La decadencia educativa es el resultado del modelo social y cultural impuesto por la arcaica ideología populista oficial. Algunos de sus pilares fundamentales son el facilismo, el desconocimiento de la autoridad y el rechazo al reconocimiento del mérito como instrumento de progreso individual y colectivo.

El resultado de esta condescendiente mirada de algunas autoridades, sin intentar el mejoramiento de los resultados de la enseñanza, desalienta el esfuerzo de los alumnos y estudiantes. En general, escuelas y colegios, maestras y profesores suelen terminar aceptando la mediocridad, la ignorancia cultural y hasta el analfabetismo funcional. Si a esta situación se le suma la pobreza e indigencia social, resulta la combinación perfecta para la destrucción de la histórica y excelente educación argentina.

La formación superior no puede haber sido ajena a esta decadencia cultural y educativa global de las últimas décadas, sino su heredera y también, en muchos casos, su socia ideológica.

RAZONES DEL DETERIORO

El deterioro universitario, se debe a varias razones entre las cuales destacaremos solo cuatro de ellas:

En primer lugar, las Universidades reciben anualmente un reducido número de jóvenes formados en el decadente y perimido sistema educativo argentino. Los humillantes y vergonzosos resultados de las pruebas PISA y APRENDER en los niveles primario y secundario, son contundentes y negativos ejemplos. Sintéticamente, el 60 por ciento de los egresados no alcanza los niveles mínimos en Lectura, Ciencias y Matemática.

Considerando este punto de partida, la tarea de la Universidad para mantener niveles razonables de enseñanza resulta, si no imposible, de difícil concreción. La respuesta correcta de la Universidad debiera haber sido la de implantar cursos de ingreso de nivelación obligatorios y con la exigencia suficient e para paliar, aun medianamente, la incomprensión de textos y el desconocimiento de la Matemática básica, junto con un nivel de cultural insuficiente.

 

“El deterioro se debe también al manejo económico y administrativo, a la falta de transparencia e información”

 

El cepo ideológico impuesto por vetustas ideologías de los años setenta, impide comenzar siquiera a tratar este tema. Así las cosas, más temprano que tarde las universidades nacionales seguirán el camino de sus hermanas menores, la educación pública primaria y secundaria.

La segunda razón de la decadencia es la estructura universitaria. Una de cuyas deformaciones se aprecia al analizar los regímenes electorales de las autoridades, en los que se permiten las reelecciones indefinidas de rectores y los enroques personales, negando las indispensables alternancias democráticas y republicanas. Nada más alejado de los principios y valores del modelo reformista acuñado en Córdoba en junio de 1918.

Estas estructuras universitarias permiten la creación, casi ilimitada, de cargos directivos, facultades o diplomaturas y cursos de posgrado al solo efecto de ampliar la cantidad de cargos y con ellos las voluntades electorales necesarias para garantizar la continuidad de camarillas en la conducción de las universidades. La existencia de seis mil cargos directivos repartidos en 65 universidades, es prueba suficiente de ello, aún sin contar los cargos docentes asignados a tareas de gestión.

En tercer lugar el deterioro se debe al manejo económico y administrativo discrecional y a la falta de transparencia e información en el uso de los fondos, lo que posibilita dudar de su correcta distribución y suponer la presencia de malas prácticas políticas utilizadas para comprar voluntades electorales fieles a la conducción central de la Universidad.

La creación de Fundaciones se realizó con el fin de administrar convenios y fondos, evitando los controles habituales de los recursos públicos, provenientes de entes estatales nacionales, provinciales o municipales. En algunos casos, no pocos, las Universidades se han convertido en un reducto de impudicias, solo propias de la decadencia moral y material de parte de la sociedad en la que estamos inmersos.

Finalmente, la cuarta razón del deterioro, es el sectarismo ideológico y la militancia partidaria institucional de la política oficial, materializadas por las expresiones oficiales de los Consejos Directivos y Superiores, apoyando candidaturas políticas y a favor de determinadas ideologías, tales como el “populismo progresista” de los años setenta, propia de los gobiernos de las dos últimas décadas.

MÁS ALLÁ DE UN TEMA PRESUPUESTARIO

Estas actitudes y acciones, niegan la indispensable pluralidad y coexistencia de ideas, propias del fundamento moral y cultural de la universidad. A veces, algunas declaraciones y actitudes semejan derivaciones de las políticas del partido único y la difusión de las doctrinas oficiales.

Hemos eludido involucrarnos en la cuestión presupuestaria para evitar reducir el debate sobre la educación en general, y de nuestras universidades en particular, a un tema solo de recursos. De haberlo hecho hubiéramos desconocido la magnitud del tema.

 

“Estas actitudes y acciones niegan la pluralidad y coexistencia de ideas, propias del fundamento moral”

 

Si el problema fuera solamente presupuestario y reducido a la cuestión salarial de una paritaria, bastaría con invertir un par de minutos en redactar un artículo del presupuesto, restándole recurso a otro ítem, y asunto resuelto. Obviamente el tema es mucho más complejo.

El debate amplio de ideas sobre el rol y funcionamiento del sistema educativo argentino, incluyendo a las universidades, merece más consideración, respeto y amplitud de criterios.

Entendemos que la Universidad ya ha sido alcanzada por el deterioro general de la educación, pero aún no ha reaccionado ni le ha mostrado a la sociedad voluntad para revertirlo. Pareciera estar cómoda con sus avejentadas estructuras y poco dispuesta a involucrarse en la búsqueda de soluciones al grave problema de la educación argentina en todos sus niveles.

La Universidad está en deuda con la sociedad que la sostiene.

 

(*) ExRector de la UNLP (rapessacq@gmail.com)

(**) ExSecretario General de la UNLP (luchessip@yahoo.com.ar)

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