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Espectáculos |EL LARGO ADIÓS DE UNA LEYENDA

Palito Ortega: “No fingí nada, no me disfracé de nada: di lo que tenía en mi alma y mi corazón”

A los 83 años, el artista sigue girando por el país y el continente, despidiéndose de los escenarios. En esa gira del adiós, llegará próximamente a la Ciudad: antes, contó en diálogo con EL DIA detalles de su trayectoria, recordó los años de fiestas en los clubes y reveló los secretos detrás del éxito y la longevidad

Palito Ortega: “No fingí nada, no me disfracé de nada: di lo que tenía en mi alma y mi corazón”
Pedro Garay

Pedro Garay
pgaray@eldia.com

27 de Octubre de 2024 | 04:44
Edición impresa

Palito Ortega gira hace dos años por el país y el continente diciendo adiós. Adiós, y gracias. Con 83 años, el artista tucumano considera, dice en diálogo con EL DIA, que “siempre hay un tiempo: ya ha sido larga la trayectoria, gracias a Dios, anduve por tantos lugares, y tengo la suerte de elegir el momento y poder decir personalmente ‘gracias’ a la gente, por tanto cariño, por tantos años en un mundo donde la cultura joven es consumir y desechar”.

Palito, que visitará próximamente La Plata con su gira del adiós, agradece particularmente al público haberle dado una oportunidad a un joven que llegó con 14 años a Retiro, sin tener lugar donde ir, tras una juventud en la que se ganaba la vida “en cualquier trabajo que consiguiera”. Traía una guitarra y un sueño, y para alcanzarlo tuvo que intercalar imitaciones de Elvis, su primer trabajo sobre el escenario, con changas de todo tipo. Ingresó finalmente como vendedor de café a Canal 7, y a partir de allí comenzó a codearse con el mundo musical, despacito. En todas esas desventuras, recuerda, “tenía siempre presente la palabra de mi padre sobre cómo tenía que caminar en la vida”.

Palito repasará su carrera en la Ciudad

Y también la de Luis Sandrini, que “me dijo una vez que tener éxito puede ser una casualidad, pero nunca es una casualidad mantenerse en el éxito. Me quedó grabado”: por eso, dice, se siente feliz con una carrera donde solo “tres o cuatro” de los que empezaron en aquellos años 60 “pudimos mantenernos por mucho tiempo. Lamentablemente algunos se fueron”.

 

“Trabajé mucho de noche, pero nunca abusé de nada. Las tentaciones en el ambiente están, pero nunca entré por nada que me pudiera sacar de mi forma de ser y de pensar”

 

Palito grabó su primer disco en 1962, y ese mismo año ingresó a El Club del Clan, con quienes grabó la primera película de una exitosa carrera cinematográfica. “Todo lo que fui haciendo tuvo siempre repercusión: me sentí halagado en mi carrera”, dice Palito. Entonces, ahora anda de gira para “decirle a la gente gracias, de frente”.

El tour del adiós lleva ya dos años, porque Ortega decidió girar por todos lados: “No quería agradecer desde Buenos Aires, me parecía que era importante ir a los distintos lugares, y agradecer personalmente”. Eso implica que “lugar al que voy, ya no vuelvo”, por lo cual su visita a La Plata, el 8 de noviembre, para presentarse en el Teatro Argentino, será probablemente su última vez sobre los escenarios platenses.

“Fui mucho a La Plata”, recuerda. “Sobre todo en la época de los bailes en los clubes de barrio: iba la familia a los bailes, iban padres e hijos. Lamentablemente eso pasó, ya después los chicos se independizaron mucho, era muy difícil que un chico se deje acompañar por sus padres, pero yo fui testigo de ese momento donde iban las familias a los shows”.

Aquellos días, dice, “era una fiesta cada fin de semana, con la familia en los clubes. Era una odisea entrar a los clubes, se llenaban, era una fiesta popular que está grabada para siempre en mi memoria. Terminábamos a las cuatro, cinco de la mañana, comiendo con Sandro, con Favio, nos contábamos dónde habíamos ido. Me quedó grabada esa imagen, la de los clubes. Esa ya no es una imagen corriente, pero ya la grabé en mi memoria”.

- Son 50 años de carrera, de éxitos, ¿cómo se arma un show que sintetice todo eso?

- Yo trato de no dejar de cantar todas esas canciones que han tenido repercusión popular. Es imposible no recordar “La felicidad”, “Corazón contento”, “Yo tengo fe”... están grabadas en la memoria de mucha gente. Y cuando uno sube al escenario, sabe que la gente pagó una entrada para recordar un tiempo, aunque a los jóvenes quizás hay que contarle un poco la historia. Pero la gente grande recuerda esa época, la emoción surge de esa gente que recuerda esa época, cuando eran jóvenes e iban a esos espectáculos en los clubes.

- Usted fue autor de sus propias canciones en un momento donde se grababan muchas versiones de otros. Y fueron un éxito tras otro: ¿tenía una antena para conectar con lo que quería el público?

- Ser el autor de mis propias canciones es algo que me distinguió del resto. En esa época, los artistas jóvenes esperaban un éxito internacional y le hacían una versión en castellano. Yo no dependía de ningún éxito internacional, escribía mis propias canciones, y creo que ese fue un punto importante en la repercusión que tuvieron mis canciones: esa vivencia personal hacía a las canciones. Además, descubrí algo de joven: yo empecé muy chico en una orquesta como ayudante, andaba en gira por muchos pueblos y miraba todo lo que pasaba, y esa experiencia me hizo dar cuenta que la gente que iba a los shows quería participar, quiere cantar. Así que empecé a escribir los estribillos de las canciones, cada canción que escribía tenía un coro para que la gente reaccionara y cantara, quizás eso también me distinguió: que la gente se vaya a la casa cantando uno de esos estribillos, que alguien pase por la calle silbando una melodía, eso es fantástico, si uno puede lograr eso es un hecho maravilloso. No sé si es un secreto, pero sí es algo muy cierto en cuanto a lo que hace el éxito de un artista: si la gente tararea distraído una canción, eso es haber llegado, haber alcanzado quedar en la memoria de la gente.

- De hecho, tal vez muchos chicos cantan hoy en las canchas de fútbol sus canciones, sin saber que son suyas.

- Sí, y también se han cantado en manifestaciones políticas. “Yo tengo fe” se cantaba cuando se anunció la vuelta de Perón, amigos me lo contaban, casi con curiosidad descubrían eso. Pero yo ya lo había descubierto sobre el escenario: cuando llegaba el estribillo, la gente reaccionaba de una manera especial. Creo que eso fue parte importante en mi carrera: haber tenido la facilidad de escribir melodías que se quedan en la memoria de la gente, estribillos que la gente podía repetir, podía silbar por la calle. Es algo casi milagroso, que una canción que uno escribe aparezca en la calle, en la cancha, en la boca de mucha gente.

 

“Tuve la facilidad de escribir melodías que se quedan en la memoria de la gente. Es algo casi milagroso que una canción que uno escribe aparezca en la calle, en la cancha, en la boca de mucha gente”

 

PASO DEL TIEMPO

Palito ha pasado ya los 80 años, pero en el escenario no se nota para nada. Pasó recientemente por el Luna Park, antes de salir de gira por América latina, y el recital, que quedó registrado y puede escucharse en las plataformas, fue una verdadera fiesta donde sonaron todos aquellos himnos inmortales que su público canta de punta a punta.

¿Cuál es el secreto? Palito no puede decirlo. “Trabajé mucho de noche, hice una vida al revés del resto, todo el mundo se acompañaba para ir a trabajar y yo me estaba acostando”, dice, aunque también explica: “Pero nunca abusé de nada: me gusta comer con amigos, pero nunca abusé, me gusta tomar un buen vaso de vino en la comida, tomar un whisky antes de los shows. Las tentaciones en el ambiente están, la vida nocturna es difícil, pero nunca entré por nada que me pudiera sacar de mi forma de ser y de pensar”.

“Tal vez”, cuenta emocionado, “allí tenga que ver mi padre, que siempre me sentaba y me hablaba, me daba consejos: cuando vine a Buenos Aires, pensaba lo que me aconsejaba y no quería ir a contramano. Yo no soy virtuoso de nada, simplemente he tenido buenos consejos de mi padre.

“El tema”, agrega entonces, “es no confundirse, tratar de ver los verdaderos valores de la vida, porque cuando se agarra por un camino que no es el indicado, después a veces es tarde para salir”.

 

“En la época de los bailes en los clubes iba la familia. Eso ya pasó, pero era una fiesta cada fin de semana, los clubes se llenaban, era una fiesta popular que está grabada para siempre en mi memoria”

 

- ¿Cuánto de caminar el camino indicado tiene que ver con su mujer, con su familia?

- Me hizo mucho bien formar una familia. Yo quería tener una familia, me enamoré y decidí formar esa familia: no reparé si era importante casarse en un momento de éxito, no tuve ese complejo de pensar que un artista soltero tiene más éxito, me basé en lo que yo podía hacer, y en mis convicciones. Sin fingir nada, ni disfrazarme de nada: di lo que tenía en mi alma y mi corazón. Y además, creo en Dios profundamente, todos los días me encomiendo a Dios: en mi pueblo era monaguillo y todos querían que fuera sacerdote. Pero uno ejerce de alguna manera esa responsabilidad: la profesión termina siendo casi un sacerdocio, uno está delante de mucha gente, toma un micrófono y habla, y la gente escucha lo que uno dice. Y ve lo que uno hace. Uno cumple una misión en la vida: todos estamos de paso y yo, modestamente, creo no haber defraudado el consejo de mi padre ni mis convicciones.

- Hemos hablado mucho del tiempo, del paso del tiempo y del pasado. ¿Cómo se siente respecto a las generaciones de ahora, con los jóvenes? ¿Los escucha? ¿Siente que lo escuchan?

- Considero que hay mucho talento en nuestro país. No sé como es el mecanismo para que un joven llegue a grabar, creo que han cambiado los sistemas: nosotros alcanzábamos el éxito a través de grabar un disco, salir de gira, hacer conocer personalmente nuestras canciones, pero los chicos hoy suben una melodía a una plataforma y en poco tiempo da la vuelta la mundo. La tecnología le ha dado un ritmo vertiginoso a las cosas, los chicos tienen muchos instrumentos para darse a conocer. Hay que apoyar a la gente joven: nosotros en su momento buscábamos una oportunidad, y no era fácil, había largas colas en los estudios para dar una prueba, había que hacer giras para mostrar las canciones. Era mucho más trabajo.

 

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